-Fiscal General, Jorge Chavarría Guzmán,  advierte que profunda penetración en la región y el país de los carteles mexicanos es un detonante de la violencia

Los que manejan las rutas, los proveedores de los distribuidores locales son mexicanos

 Edgar Fonseca M., editor, www.PuroPeriodismo.com

San José-La profunda penetración de los carteles mexicanos de la droga en la región centroamericana y sus ramificaciones en Costa Rica es vista por  el Fiscal General, Lic. Jorge Chavarría Guzmán, como una razón crítica de la creciente ola de violencia que golpea al país y que dejó, en 2016, la cifra récord de 577 muertes violentas, 40% de ellas atribuidas a ajustes de cuentas entre grupos criminales.

 “Costa Rica ha venido copiando los patrones mexicanos. La forma en que se está organizando el tráfico local de drogas es muy similar a los patrones en que está organizado México. Los que manejan las rutas, los proveedores de los distribuidores locales son mexicanos y nosotros, además, ya por una cuestión cultural regional, el corrido y la cultura machista, la influencia mexicana cultural es innegable en Centroamérica y en Costa Rica”, sostuvo Chavarría la tarde del 25 de enero en que le entrevisté.

“Los patrones mexicanos se han trasladado a la región porque esto es una empresa y esta traslada sus esquemas de organización económica. Si no, no tendrían éxito”, advirtió.

Confrontado con la cifra récord de homicidios, con que cerró el país el año anterior, 19 más que en 2015, colocando la tasa de muertes violentas en 11,8 por cada 100 mil habitantes, el Fiscal Chavarría vaticinó que la tendencia irá en aumento.

Cree que, junto a una respuesta institucional local, se requiere de un cambio drástico en la estrategia regional de combate al crimen organizado, particularmente a las mafias narco.

La estrategia seguida hasta ahora, insistió, evidencia que fracasó.

Y arrolla a naciones de Sudamérica y de Centroamérica.

“Mientras se mantengan los mercados ilícitos, la recomposición de los actores es muy rápida”, sentenció.

Aunque destacó como el aparato judicial de Costa Rica tiene hoy tras de rejas a 34 integrantes de las mayores bandas criminales de Limón, provincia del Atlántico, azotada por la violencia delincuencial.

El Fiscal Chavarría no cree que se requiera un combate abierto a sangre y fuego, como lo hizo México en su momento, con resultados peores, sino buscar rutas alternas desde permear los grupos criminales para que muestren otro comportamiento hasta plantearse la despenalización de drogas como la marihuana.

  La violenta influencia mexicana

 -El caso de la masacre de Liberia, como se le ha denominado, se enmarca dentro de un entorno de preocupante crecimiento de la violencia de la criminalidad en el país. Cerramos 2016 con 577 homicidios según las estadísticas oficiales, 19 más que en 2015, para alcanzar una tasa de 11,8 de muertes por cada 100.000 habitantes con características de epidemias según la Organización Mundial de la Salud. ¿Qué está pasando hoy en Costa Rica para que estemos llegando a un entorno de tanta violencia?

 -En una sociedad consumista, en donde son muy importantes los conceptos o la ostentación material de bienes como símbolo de éxito, las rutas de obtener la riqueza fácil son muy tentadoras. Los países que estamos entre el sur y Centroamérica, sobretodo el norte de Sudamérica y Centroamérica, venimos en una manifestación muy acentuada de violencia, un incremento debido a la comercialización de la marihuana, la cocaína y algunas otras drogas que se manejan en la región. La gente que no tiene acceso a desarrollo personal a través de la educación, de las universidades, de las oportunidades de trabajo o del acceso de la propiedad, ven muy fácil, como ruta de obtener riqueza, meterse en estas actividades ilegales y además, en admitir, porque esta es la primera idea que surge, que se empieza a mantener socialmente y es lo peligroso. La primera idea que surge es: “Yo no tengo porqué hacer la ley porque la ley lo único que me produce es discriminación y pobreza. Para mí la ley no vale. Yo me declaro delincuente y empiezo a actuar cómo delincuente”. Esta negación de la cultura de legalidad se va convirtiendo en un elemento social de apoyo, también, en las áreas marginales. Vemos la manifestación más cercana de contra expresión cultural, el “narco-corrido” y todas las manifestaciones de matonismo y violencia, etcétera, que se hacen manifiestas en el norte de Centroamérica y México. Costa Rica ha venido copiando los patrones mexicanos, la forma en que se está organizando el tráfico local de drogas es muy similar a los patrones en que está organizado México. Los que manejan las rutas, los proveedores de los distribuidores locales son mexicanos y nosotros, además, por una cuestión cultural regional, el corrido y la cultura machista, la influencia mexicana es innegable en Centroamérica y en Costa Rica.

 ¿Es coherente la respuesta institucional?

 La opinión pública percibe que no hay una respuesta coherente, integral, estructurada de las instituciones. ¿Usted cómo ve esa apreciación siendo la inseguridad en estos momentos uno de los temas más preocupantes para el país?

-Trabajamos muy articulados, eso es una gran ventaja de aquí el Estado costarricense. La institucionalidad, me refiero, al Organismo de Investigación Judicial, al Ministerio Público, los tribunales, la Fuerza Pública ha hecho un gran esfuerzo por profesionalización y eso es una gran ventaja porque estamos totalmente articulados y hemos dado una respuesta desde la perspectiva de la represión muy importante. Cosas muy difícil de lograr para otros países, nosotros lo hemos logrado. En el caso de la violencia por narcotráfico en Limón, de las organizaciones más importantes de Limón íntegramente todos (sus miembros) están en la cárcel. Estamos hablando de 34 personas, que a través de las investigaciones y de los fiscales, logramos convencer a los jueces que esa gente, todos, tienen que ir a la cárcel. Esto es muy importante porque es una respuesta profesional. No podemos igualar, y jamás debemos de abandonar esta idea, no podemos igualar al delincuente actuando en su contra con violencia, tenemos que actuar aplicando la ley. Esa es la forma más productiva de enfrentar el problema. Si se usa la violencia, los resultados es lo que pasó en México, un circulo constante de incremento de la violencia. La contención que hemos venido haciendo hasta el año pasado es lo más que podemos hacer. Para que el país pueda estabilizar la tasa de violencia o bajarla tiene que recurrir a otras formas de actuación que se refiere a prevención y a otros manejos también, diferentes de la conflictividad social, que por ejemplo, Colombia lo ha hecho, Nicaragua en menor escala, porque ellos no tienen violencia, pero también lo han hecho cuando hay conflictividad social, interviene la policía con bastante éxito. No con aplicación de la ley, sino con aplicación de otros mecanismos de tratar de acercar acuerdos a las organizaciones criminales o las bandas que están en conflicto, intervenir con ellos y tratar de influir para que asomen otro comportamiento. En El Salvador, las negociaciones que se hicieron con “las maras” fueron un fracaso total. Más bien terminaron en un incremento de violencia y en una criminalidad más perniciosa, pero lo que quiero decir es que hay que buscar otras alternativas.

 Hay que reforzar la autoprotección

 -El 2016 cerró con una referencia particularmente preocupante para el caso de Costa Rica. El país número 12 en Latinoamérica en violencia criminal, por encima de Panamá, de Nicaragua, en la tasa de homicidios por 100.000 habitantes, por encima de Chile, el país de menos muertes violentas en la región. La preocupación es creciente de que más allá de que se le catalogue como una epidemia a nivel  de Organización Mundial de la Salud, es una realidad que está viviendo el costarricense en su piel diaria y un entrevistado decía recientemente, “la pregunta que me hago es si yo seré el siguiente en esta lista”. ¿No cree usted que sean necesarias algunas otras medidas de contención a nivel de seguridad por parte de las diferentes instituciones involucradas?

 -Las sociedades modernas tienen esa tendencia a la violencia y nosotros no podemos escaparnos de eso. Por ejemplo, en este caso (masacre de jóvenes universitarios en Liberia) es interesante el patrón que hace desencadenar la violencia: no es un sujeto que llega armado con un arma de fuego, sino que aparentemente lo que hace es uso de un cuchillo de cocina. Eso lo que nos indica que es como una explosión de violencia que se da en el momento. Ocurre en Estados Unidos con los adolescentes que matan a compañeros en las escuelas, etcétera, que se acaba de replicar en México en un caso reciente; frente a estos nuevos fenómenos de violencia que enfrentamos las sociedades modernas hay que extender las metodologías de seguridad y acá, que lleva una gran discusión en relación a la limitación de la libertad que estamos acostumbrados a vivir, pero cada vez nos vamos acercando más a una sociedad en constante vigilancia con el uso de cámaras, de televisión, etcétera, que se hacen necesarias. La vigilancia a través de cámaras en las áreas públicas es en este momento una herramienta de las más útiles a nivel social, porque estas situaciones de violencia que se dan en uno y en otro lado, si no fuera por estos elementos externos de vigilancia, muchas quedarían impunes. Es más, en la mayor parte de los crímenes de este tipo se resuelven por si solos, porque el autor decide, además de matar, matarse a él, entonces termina como un suicidio. Digamos, el epílogo es un suicidio pero, cuando no es un psicópata, porque el psicópata, si actúa una y otra vez. y por su mismo perfil cuesta mucho descubrirlo porque es una persona muy tranquila, nadie sospecha de él, se ve normal, este perfil es el que dificulta mucho la investigación. Pero en las manifestaciones de violencia que estamos teniendo todas las sociedades en los últimos años, obviamente el uso de estos mecanismos de vigilancia social resultan fundamentales y, también, un reforzamiento de los hábitos de nosotros, que como decía ese señor, eventualmente nos sentimos la próxima víctima. Se requieren algunos comportamientos preventivos de no ubicarse en situaciones de peligro y corroborar bien todas las noches que las puertas estén bien cerradas, las ventanas estén cerradas, que tengamos a la vez la posibilidad de salir fácilmente en caso de un terremoto o un incendio. Hay que decirlo, pero que por lo menos, que se verifiquen las reglas mínimas de seguridad noche a noche. Esta autoprotección es muy importante. No ponerme en riesgo cuando salgo a la calle. Caminar o transitar por lugares que por sí mismos son peligrosos, con poca iluminación, poco tránsito de personas, sobretodo tratándose de mujeres. Hemos visto escenarios que uno no pensaría que se conviertan en escenarios de un delito como es la Universidad de Costa Rica, el campus universitario, donde en años recientes estuvo actuando ahí un violador, precisamente en las áreas oscuras de tránsito, etcétera. Tenemos que plantearnos, comportarnos preventivamente para evitar que estos depredadores actúen.

 Se requiere decisión política

 -Una reflexión final sobre los desafíos de la inseguridad en estos tiempos…

 -Creo importante que haya una respuesta estatal y eso implica muchísima madurez, cívica, a nivel de los tres poderes de la República. Cuando hablamos de Estado estamos hablando de una manifestación uniforme de los tres poderes de la República. Tiene que haber un acuerdo nacional, un consenso nacional sobre algunos temas y entre ellos la seguridad y eso implica tener muy claro qué es lo que vamos a hacer para obtener resultados importantes en un plazo de cinco y diez años. Mientras no tengamos la capacidad de sentarnos los tres poderes de la República para decir: “Esta es la ruta por la cual tenemos que transitar y estas son las acciones para que el escenario dentro de cinco años no sea igual, para que tengamos resultados positivos que contengan la violencia y que tiendan a disminuirla y a fortalecer la respuesta institucional frente a la delincuencia. Si no hacemos eso, vamos a seguir en un comportamiento errático que lo único que nos lleva es a acrecentar la inseguridad. No basta que los jerarcas del momento nos pongamos de acuerdo. Estamos hablando de un acuerdo mucho más amplio a nivel político porque los funcionarios que van a haber son por cuatro años y las respuestas que queremos ver positivas son en cinco años o en diez años. Se requiere acá un seguimiento coherente y persistente en una línea de actuar. La respuesta es política, ese consenso político en el buen sentido, en el sentido positivo. Una política verdadera tiene que armonizarse con el actuar institucional para que haya una respuesta integral de Estado costarricense, racional y coherente, sobretodo cuando no tenemos ejército, no tenemos una serie de condiciones que tienen en otros países.

 Y, además, la mafia rusa y las “triadas chinas”…

 -Hay una frase suya que ha llamado mucho la atención en los últimos años y hace poco la planteó en un artículo público, “No vamos a volver a la Costa Rica libre de violencia de organizaciones criminales. Costa Rica es ya un país violento.” ¿Mantiene esa frase? ¿Por qué?

 -Sí, por la realidad que nos refleja las cifras de la criminalidad violenta vinculada con narcotráfico y con crimen organizada, porque esa es la violencia más perniciosa, esa es la violencia que obedece al afán de controla territorio y controlar mercado. Ya esa violencia se desató y es la que nos está manteniendo una tasa de homicidios muy altos, más de un 40% en los últimos tres años y que probablemente, se va a seguir manteniendo y esta violencia se va a mantener por una razón muy simple: mientras se mantengan los mercados ilícitos, la recomposición de los actores es muy rápida. Esa es la experiencia internacional. El actuar contra un grupo, meterlo a la cárcel, lo que provoca es que se recomponga el mercado y continúe la actividad y se siguen produciendo los crímenes para tratar de mantener el control del mercado. Esta tendencia me parece que no va a desaparecer hasta que no podamos, a nivel internacional, porque esto no tiene una respuesta nacional, es una respuesta internacional, articular una estrategia diferente a la que hemos venido haciendo hasta el momento. La estrategia internacional en relación al tema de drogas es equivocada, hay que decirlo con toda franqueza. Yo “pinté canas” desde los ochenta, fui Fiscal de Narcotráfico y después de tanto tiempo, 30 años de estar en esto, el convencimiento, haciendo una comparación de cómo veía yo el tema cuando era Fiscal en los ochenta y cómo lo veo ahora, puedo decir que mucho más grave. La estrategia internacional no fue un éxito, fue un fracaso porque se agravó el problema, se agravó, influyó la globalización, la asociación estratégica que hicieron las corporaciones del crimen a nivel del narcotráfico local con las organizaciones mafiosas italianas, la mafia rusa, que surge precisamente luego de la desintegración de la Unión Soviética, muy fuerte, muy fortalecida y con integrantes muy inteligentes. La mafia rusa hace un aporte de delincuentes que no es el muchacho del barrio, son generales, tenientes, gente del ejército, de la élite gubernamental. Rusia se incorporó a la mafia y por otro lado, las “Triadas” chinas que por su comportamiento de mancha de aceite de la comunidad china por todo el planeta y su particular forma de organizarse entre ellos, son un elemento también muy importante en la parte criminal, no en la parte de del ciudadano chino que contribuye con las sociedades en las que está, pero hay una parte de ese sector que se incorporó en la criminalidad y que opera el esquema de las “Triadas” chinas y está probada, está demostrada la articulación que se da entre todas las organizaciones. Eso nos puso a los países que estamos enfrentando el tema en una situación de mucha debilidad y por esa razón yo creo que lo primero que tenemos que promover es un cambio de la estrategia internacional. No podemos seguir respondiendo al fenómeno de las drogas como lo estamos haciendo en estos momentos. Hay que cambiar esa estrategia, lo que estamos haciendo es, cada vez se extiende más la violencia. Hace diez años cuando me postulé para el puesto de Fiscal General lo hice precisamente porque había estado en México, tenía cinco años ya de andar como un consultor en Centroamérica, en El Salvador, Guatemala, México. Estuve también en Sudamérica, pero sobretodo en esta área y sabía muy bien, veía con mucha claridad los peligros de la extensión de la violencia y de los modus operandi de estas organizaciones criminales. Hace cinco años nosotros no teníamos este nivel de violencia. Cuando yo hablaba, mucha gente decía “No, está equivocado. Esa no es Costa Rica. Eso es México”. Hoy se confirma que lo que dije era cierto: los patrones mexicanos se han trasladado a la región porque esto es un empresa y esta traslada sus esquemas de organización económica. Sino, no tendrían éxito. Es una empresa ilegal, que al igual que una empresa lícita, con cualquiera de las marcas que nosotros conocemos, pues tienen una forma de organizarse para tener éxito en el mercado. Las empresas del narcotráfico también tienen su forma de organizarse, no es el mismo esquema el colombiano que el mexicano. El mexicano viene con el componente de violencia, es parte del paquete que se ha trasladado y se ha copiado casi como una fotografía ese esquema mexicano, incluyendo por ejemplo el tipo de armas, porque, sí hay violencia, pero el uso del AK-47 es una arma emblemática para las organizaciones mexicanas. Usted lo ve en YouTube. Ellos hacen el uso de los medios sociales para justificar. YouTube está repleto de videos en donde se lanzan retos. Salen ostentando armas, ponen imágenes de los homicidios que han realizado. En fin, una cultura total de violencia transmitida muy fuerte a través de medios de comunicación modernos como son estos de las redes sociales. Tenemos que hacer un alto en el camino y decir: “no podemos seguir por esta ruta”. Parte de la solución de la violencia no es solo la forma en que nosotros nos organicemos como Estado, sino, también, tiene que ver con la comunicación internacional. Hagamos un alto en el camino y revisemos la estrategia de abordaje del narcotráfico y del crimen organizado porque si seguimos por esta ruta, vamos a seguir con el incremento de violencia. Eso implicaría una desarticulación de muchas de las cosas que se han hecho como podría ser el tema de la legalización de algunas drogas como marihuana, que ya, bueno, es una realidad en algunos países y que tiene que abordarse con seriedad. La mejor lección que podemos tener en el marco de lo que es la criminalidad organizada, se dio en los años treinta con Capone, la prohibición del alcohol. Lo que ocurrió en los Estados Unidos en los treinta es un poco lo que estamos viviendo ahora con lo que se creó a nivel internacional, la misma situación de empoderamiento de los criminales, gracias a un producto ilícito que genera unas riquezas enormes, superiores a las de los mismos Estados y toda la problemática que trajo la prohibición. Eso hay que revisarlo. Hay que hablarlo con franqueza. No es tan fácil como decir “Vamos a legalizarla” y ya. En Costa Rica, no, eso no es así, porque si no se hace un abordaje internacional los resultados pueden ser muy negativos para un país que tuvo una decisión en ese sentido. Tiene que ser una decisión internacional con estrategias muy claras y objetivos muy claros para partir en ese proceso”.

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