Edgar Fonseca, editor PuroPeriodismo.com

¿Qué pasó para que, de pronto, el presidente y sus más cercanos colaboradores enfrenten el mayor escándalo político y de transparencia en la agonía de la administración?

Esa pregunta se la deben estar haciendo una y otra vez el mandatario y su círculo cero de asesores ante la controversial evolución del llamado caso del “cementazo” que hoy tiene  al gobernante en la incómoda posición de tener que aclarar, explicar y rendir declaración bajo juramento ante una comisión legislativa investigadora, una escena que llevaba 13 años sin presentarse.

El escándalo se convirtió, inesperadamente, en la prueba de fuego de transparencia para esta administración que despegó prometiendo gobernar desde el norte ético, al alero de  la “casa de cristal”.

Comparecencia tras comparecencia, testimonio tras testimonio, revelación tras revelación en la comisión legislativa investigadora, el país se entera un día y otro de las andanzas, de las conexiones e influencias de un desconocido y, por lo visto, poderoso personaje que penetró hasta las entrañas de Casa Presidencial.

Y él lo relata sin tapujos: sus encuentros y gestiones en la Presidencia para, finalmente, lograr sus propósitos particulares.

Y todo esto trasciende ahora que lo destapa la comisión investigadora.

Ante la opinión pública permanecía en la más absoluta penumbra.

¿De qué poderes, de qué influencias, de qué conexiones estaba revestido este influyente personaje para acceder a la cúpula del gobierno, y hasta lograr ser atendido por el propio mandatario en su despacho y convencerlo de la ejecución de altas decisiones políticas de Estado?

¿Tenía trillo en Zapote?

¿Qué dicen las bitácoras oficiales sobre las llegadas de este individuo?

¿Cuántas veces lo hizo? ¿Quienes lo introdujeron, poco a poco, en el cercanísimo círculo del gobernante?

¿No se percataban estos colaboradores del eventual daño al que expondrían al presidente y a su gestión?

¿Qué dicen las minutas oficiales?

¿Quiénes participaron de esas citas? ¿Cuáles fueron los temas?

¿Coinciden las llegadas de dicho personaje con los tiempos de sus gestiones del controversial crédito bancario al que –según es de conocimiento público– accedió?

¿Van a revelar los contenidos de esas bitácoras y de esas minutas?

¿Quiénes lo apalancaron en sus trámites bancarios?

¿Le van a entregar toda esta información, esos “discos duros”, a la comisión investigadora o al Ministerio Público, sin necesidad de que se les demande?

El gobierno intenta asentar la controversia en una decisión política de rompimiento de un duopolio en una actividad empresarial y comercial de alto impacto en la economía  del país como es la industria del cemento.

Y esgrime como razón clave: la libre competencia, que, con Uber, pasa por alto…

Con el escándalo en ebullición, el gobierno, primero guardó silencio. Ante la indignación pública, reaccionó, poco convincente.

¿Por qué esperar el desarrollo de los acontecimientos para empezar a dar explicaciones?

Desde Limón, en un video difundido por la Presidencia, el mandatario denunció que todo obedece a una campaña en contra suya y de su administración; una campaña presuntamente orquestada por políticos  empresarios y medios.

Los hechos y los protagonistas de este penoso capítulo político, al que asiste de testigo la opinión pública, son evidentes.

La reacción oficial más pareciera una cortina de humo para intentar desviar la atención del escándalo.

¿Qué dirán en estas horas todos aquellos que convencieron al presidente y le acercaron al personaje de marras y le llevaron a este lamentable episodio muy cerca ya del final de su gestión?

Punto final- A  nadie le asiste el derecho de poner en duda la honorabilidad o las loables y, a veces contradictorias, posturas del gobernante. La ponen en riesgo quienes le aproximaron a un personaje como el susodicho con la cola que traía y el brutal daño que, pareciera, le ha asestado a su imagen.

¿Dónde están? ¿Por qué no dan la cara? ¿Los llamará a cuentas el mandatario? ¿Los pondrá a las órdenes de las autoridades competentes?

Todos ellos empañaron la casa de cristal…