• Hace 25 años, un 30 de noviembre de 1992,  nació en Paso Ancho, en medio de la pandemia del SIDA en la capital,  el Hogar de la Esperanza, una luz al final del túnel para decenas de víctimas de la enfermedad
  • El Hogar da hoy trato digno a unas 28 personas en promedio. El lenguaje y la violencia de la calle cambian, cuenta Orlando Navarro,  fundador y guía espiritual de dicho albergue

 

 

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Edgar Fonseca, editor/ Fotos cortesía Hogar de la Esperanza, San José

En un terreno abandonado, lleno de matorrales, propiedad de la arquidiócesis, al final del Seminario Central, colindante con el río Tiribí, en Paso Ancho, que era usado como escondite por drogadictos, nació hace 25 años, un 30 de noviembre de 1992, el Hogar de la Esperanza destinado a cuidar de las víctimas del VIH en la capital.

Veinticinco años más tarde el hogar se mantiene como una luz al final del túnel para decenas de personas que abandonadas, menospreciadas y enfermas, encuentran en el sitio abrigo, refugio y atención, narra su fundador y guía espiritual, Orlando Navarro.

Aquellos eran tiempos  de pandemia del SIDA en nuestras calles. Morían hasta siete personas por mes víctima del virus, recuerda Navarro.

-¿Cómo nace la idea de fundar el Hogar de la Esperanza?

-Nace la idea a finales de los años 80, cuando era párroco de la Iglesia de Santa Marta y el Sida como se conocía en ese momento, era un mito y la pandemia del momento, presté el salón para la fiesta de uno de los hijos de un feligrés y la gente en general se asustó mucho. Esto me hizo recapacitar la necesidad de informar y formar, empecé a atender los diferentes casos que se daban y organicé  a grupos homosexuales de momento y a sus padres, para darle un buen morir. En este momento era el paso de la homosexualidad a la gaycidad. Sin embargo, la comunidad seguía con mucha discriminación y estigmatización para estas poblaciones.

Moseñor Román Arrieta me pidió que buscara un lugar para atenderlos. Su preocupación fue qué iba a decir la gente de que la Iglesia en la casa cural se reuniera con estos grupos.

Teníamos los grupos bíblicos en las diferentes comunidades parroquiales y el de los Sauces de Santa Marta se ofrecieron a acompañarme a esta obra, con el nombre de Fundación Pastoral de la Esperanza. Se alquiló una casa en el Corazón de Jesús en Aserrí, se abrió por muy poco tiempo, pues la misma comunidad estaba muy asustada y terminaron cerrándolo.

Con la solidaridad del padre Armando Alfaro y el padre Sancho, Monseñor Arrieta cedió en calidad de préstamo, un terreno que era de la arquidiócesis al final del Seminario Mayor, colindante con el río Tiribí, abandonado y de uso para la droga, lleno de matorrales. Ahí un 30 de noviembre 1992 se puso la primera piedra, con la bendición de Monseñor Arrieta y del alcalde de ese momento, Johny Araya Monge, y el ministro de Salud.

Se inició la construcción en un trabajo de actividades sociales, con el apoyo de empresas constructoras, que todavía siguen siendo solidarias, y artistas que ofrecieron sus obras para lograr su construcción. En menos de cinco meses iniciamos la atención a las personas de la calle con VIH, farmaco-dependientes y en situaciones de sufrimiento social.

Yadira Bonilla, que desde el nacimiento del Hogar ha sido la gran promotora a la par mía, le dio el nombre de Hogar de la Esperanza que es el significado de Apocalipsis (el último libro de la Biblia) y recordando lo que ofrece el hogar cielos nuevos y nuevas tierras.

La Iglesia Episcopal con su obispo y su esposa Eulalia, que es enfermera, nos apoyó y sigue con nosotros en especial en el trabajo de la carpa.

De la calle con dignidad

-¿En razón de qué se da la fundación del hogar?

-La razón fue dar albergue a las personas con VIH/Sida para tuvieran una muerte digna y al principio se morían más de siete personas por mes. En el Hogar con el Dr. Ricardo Boza y la Dra. Guisella Herrera se le dio a 10 personas el primer tratamiento que era el AZT y  nos unimos a que el Seguro Social diera los antirretrovirales. Más adelante se trabajó por la Ley del VIH/Sida, a partir de Hogar y dentro de éste nacieron otras organizaciones como ASOVHISIDA, se creó el grupo de mujeres que hoy tienen más de 17 años; grupo por la VIHDA y de ahí nacieron otras organizaciones de mujeres.

En especial, el Hogar siempre atendió a las travestis, las poblaciones más vulneralizadas, y siempre han estado desde su nacimiento de seis o más trans, es el paso del travesti a las Trans y con ellas el Hogar de la Esperanza ha vivido todo un proceso.

Todas las personas que llegan al Hogar vienen en un gran porcentaje de la calle, para esto desde hace 15 años se hace una carpa en el parque al frente al templo la Dolorosa, donde  el Hogar los refiere para el seguro por el Estado, en un trabajo de red con el EBAIS, se les envía a los hospitales y ellos después los refieren con su epicrisis, para que nosotros le demos el seguimiento o los hospitales los refieren.

 

-¿Con cuánta población de pacientes VIH abrieron sus puertas?

-Se abrió con 12 personas, que venían muy mal para darles un buen morir y ofrecerles un funeral digno. Con la municipalidad de San José se entierran en el Cementerio Calvo hasta el día de hoy. Más adelante se construyó un módulo, para darle atención a 28 personas residentes del Hogar hasta el día de hoy.

-¿Cómo ha sido el transcurso de estos 25 años de atención a dicha población?

Ha pasado por diferentes etapas.

Una de las primeras fue darle a los residentes una muerte digna y  la comunidad fue más solidaria porque los residentes no molestaban. Era dar consuelo al moribundo. Dentro de esta etapa el Hogar luchó porque recibieran sus medicamentos, una mejor atención en los hospitales y que siempre fuera para personas de la calle con VIH, con poblaciones de diversidad sexual, hombres y mujeres mayores de 18 años. Por esta razón muchas de las mujeres se apoyaron en sus casas por sus hijos e hijas, pudieran ir a la escuela. Ya muchos de ellos son jóvenes.

La segunda etapa, se distinguió porque la muerte disminuyó; por tener sus medicamentos, buena alimentación y un techo a diferencia de dormir en la calle, con sus cartones y en el frío de las noches, más si estas eran con lluvia. Además del VIH eran alcohólicos, farmacodependiente y con muchas situaciones asociadas como las ITS (infecciones de trasmisión sexual) en muchos de los casos múltiples hasta la actualidad, con la adicción del sexo como las trans, el robo y la violencia, entre otras situaciones de sufrimiento social.

El modelo desafía

Es un Hogar para las personas con VIH.

En el 2004 el Hogar se prepara en un nuevo modelo, apoyado por Caritas de Alemania denominado ECO2.

El modelo se basa en el cambio de las relaciones de estas con la droga y por lo tanto con el entorno, si estas cambian ellos y la comunidad cambian.

De ahí nace la propuesta de la Reducción del Daño, que nos es nueva, se desarrolló en Inglaterra desde el año 1928, y en los años 1980, con el VIH, se activó en Europa.

A partir de esta etapa, el Hogar desarrolla la reducción del daño, como modelo para dar vida a las personas con VIH y que viven en el sufrimiento social, en  la exclusión extrema, para ser un modelo de inclusión en el desarrollo de los derechos humanos, especialmente de quienes viven con VIH.

El Hogar ha sido muy criticado en su esfuerzo de desarrollar este modelo. Han querido presentarlo como un centro de drogo-dependencia, o permisivo porque van dejando la droga dentro de un proceso, como el trabajo sexual, el robo. Sin embargo, el Hogar se proyectó en los años siguientes con la carpa, en un trabajo sistemático en San Isidro General con otra carpa semanal y dar almuerzos en San Ramón, y se formaron 12 redes para atender a las personas en situación de calle.

Con la Universidad de Costa Rica, a través de la Escuela de Enfermería, se dieron 9 diplomados de extensión, denominados “Metodología Innovadora en el Desarrollo comunitario”, con sus respectivos títulos de la Universidad de Costa Rica.

Una hoguera de amor

-¿En qué se ha convertido el hogar para los pacientes y sus familias?

-El nombre de Hogar ha sido el objetivo principal, vivir la hoguera de amor, en la creación de redes subjetivas que son la construcción de terapias de redes para fortalecer sus relaciones significativas. En un Hogar donde el lenguaje de la calle, cambia por un comunicación asertiva, de diálogo y del encuentro con el otro y en especial donde la violencia tiene que cambiar; hacer del hogar su identidad donde las cosas son de ellos y el robo no se da. Pueden salir con permiso. No hay restricciones en relacionarse con el entorno y crear el cerco de seguridad entre ellos mismos.

 

La labor de la red familiar es otro aspecto muy desarrollado dentro del Hogar, apenas entra un residente, se inicia el establecer contacto con sus familiares. Vienen de la calle y nunca nadie le habló a la familia para informarla y formarla, se le invita a venir al Hogar.

La primera acción es conocer sus redes familiares o familia.

Otra es celebrar actividades con las familias aprovechando el día de la madre, del padre y haciendo actividades para que sus familiares se acerquen.

-Si pudiese resumir en una frase, la misión del hogar, ¿cuál sería?

-Caminando de la mano con las personas con VIH, y  avanzando y con situaciones críticas asociadas, para la inclusión de un mundo de vida.

-¿Cómo se financia el programa de atención del hogar?

-Con el apoyo voluntario de beneficiarios del Hogar, alimentos, ropa o medicinas, empresas que son pocas pero fieles  y que creen en la obra, y el apoyo de la Junta de  Protección Social, de más de ¢5 millones por mes.

-¿Cuántos pacientes atienden en estos momentos?

-Son 28 permanentes que residen en el Hogar.  Y se le da comida en forma cotidiana a más de 35 que están en la calle, personas con VIH, y después las mandamos al centro dormitorio de San José y los miércoles al grupo de mujeres.

-¿Qué llamado hace usted a la opinión pública para apoyar programas como el de ustedes?

-Que conozcan el Hogar de la Esperanza. Al ser personas de calle y con VIH, de diversidad, solo se acercan cerca del día internacional del VIH.

Lo  importante para llegar a la opinión pública es hacer saber que es hora: en Costa Rica no debe haber más transmisión de VIH, menos en gente joven y en mujeres. Es doloroso que muchachos y muchachas tengan que pasar por esto. Lo veo como una oportunidad, pero no es justo si la podemos prevenir, y es lo menos que hace este gobierno.

-Tras 25 años de fundado, ¿cuáles son metas prioritarias en su misión?

-La experiencia del Hogar es dar a conocer que la acción social del país hay que transformarla.

El modelo de Reducción de Daño va hacia la construcción de un tratamiento comunitario inclusivo, que genere nuevos espacios y oportunidades. Es necesario reconstruir nuestras comunidades a través de trabajo de redes comunales.

Es un cambio de referentes sociales a las personas que viven el sufrimiento social como las mismas comunidades. Esto solo se alcanza con información, capacitación a las comunidades, como lo habíamos establecido con la Universidad de Costa Rica e involucrar más universidades en este campo.

Creer fuertemente que las transformaciones sociales también vienen de las minorías activas, personas de la calle, VIH, diversidad sexual que además de trasformar, inciden para crear nuevas políticas públicas.