Edgar Fonseca, editor
La expresidenta Laura Chinchilla Miranda(2010-2014) advirtió que la democracia costarricense enfrenta una “excepcional amenaza” y alabó la elección de los diputados opositores Rodrigo Arias y Vanessa Castro, a la presidencia y vicepresidencia, respectivamente, del directorio de la Asamblea Legislativa.
“Felicito a ambos por dar un paso al frente en momentos tan decisivos, así como a la mayoría multipartidista de diputados y diputadas que apoyaron con su voto una decisión que adquiere grandeza a la luz de la excepcional amenaza que hoy pesa sobre nuestra democracia”, remarcó en un post Facebook.
Según la exgobernante, las circunstancias que atraviesa el país “…demandan un directorio presidido, al menos en la Presidencia y Vicepresidencia, por los congresistas más experimentados, quienes han sido puestos a prueba en sus convicciones democráticas y condiciones emocionales. Don Rodrigo Arias y doña Vanessa Castro son respetables veteranos e indiscutibles garantes de la institucionalidad”.
Chinchilla hizo estas manifestaciones al tiempo que criticó como “desafortunado” el titular de portada de La Nación del dos de mayo “Triunfo de Rodrigo Arias podría ser una victoria para Chaves”, tal interpretó dicho medio la jornada legislativa.
“Presentar el resultado de la votación para el directorio legislativo como un triunfo del chavismo, incluso si se considera parcial, es una visión simplista y descontextualizada”, afirmó.
Adjunto post de la expesidenta Laura Chinchilla
UN TITULAR DESAFORTUNADO PARA UNA JORNADA LEGISLATIVA MERITORIA
Laura Chinchilla Miranda
Expresidenta de Costa Rica 2010-2014
Así considero la primera página del periódico La Nación que informa sobre la jornada legislativa del primero de mayo y gran parte del contenido en el que se analiza la misma. Otros medios y analistas replicaron un análisis similar, por lo que más a una intencionalidad, lo atribuyo a una falta de criterio.
Mi crítica busca ser constructiva; los desafíos que plantea el populismo no solo alcanzan a la política, sino también a los medios de comunicación. Es comprensible que existan confusiones conceptuales entre políticos, analistas y comunicadores, dado que la democracia costarricense había logrado mantenerse al margen de esta corriente destructiva y no estábamos preparados para afrontarla. Sin embargo, lo que no es razonable es evitar el debate que permita la corrección de errores, especialmente si tales fallos en la apreciación pueden, en lugar de frenar, impulsar las tendencias populistas.
Presentar el resultado de la votación para el directorio legislativo como un triunfo del chavismo, incluso si se considera parcial, es una visión simplista y descontextualizada.
Es simplista porque no explora más allá de las formas en que se ejerce actualmente la política populista. No cabe duda de que este resultado alimentará el discurso presidencial, pero, ¿había otro resultado posible que no hubiese sido utilizado para los mismos fines? Es crucial entender que la construcción de la identidad partidaria del chavismo criollo implica atacar indiscriminadamente a quienes, a su juicio, representan algo en la historia institucional reciente de Costa Rica. Esto incluye no solo a diputados de partidos de oposición, sino también a funcionarios y a instituciones del Estado como la Contraloría, la Fiscalía, el Poder Judicial, la CCSS, el TSE, entre otras. Dado que la única manera en que el chavismo puede aglutinar seguidores es creando enemigos, cualquier persona que hubiese asumido la dirección legislativa con un mínimo de experiencia, criterio e independencia habría sido objeto del disgusto y la ira presidencial.
A este resultado tampoco se le puede responsabilizar de la negativa del populista a nombrar ministro de la presidencia o a entrar en negociaciones con el Congreso para una agenda nacional. Los subterfugios del gobierno para no actuar han sido inagotables. El estancamiento y parálisis que sufre el país son el resultado de la ausencia de una agenda de gobierno articulada y robusta, así como de una incapacidad para gestionar la administración pública con las herramientas que se tiene a disposición. La evidencia más clara de esto es que esta administración comenzó su mandato con las mejores condiciones políticas de los últimos años, tanto para forjar alianzas en la Asamblea Legislativa, dada su composición equilibrada, como para aprobar legislación, gracias a las reformas al reglamento legislativo impulsadas en el cuatrienio anterior. Además, este gobierno es el que ha enfrentado menos resistencia y oposición para gobernar en décadas, resultado de la aprobación de la Ley que otorga seguridad jurídica sobre huelgas, también aprobada por la Asamblea Legislativa anterior. A pesar de esto, los logros alcanzados en el Congreso han sido gracias a los diputados y a pesar del gobierno, que se ha dedicado más bien a socavar iniciativas y acumular vetos y resellos en cifras sin precedentes.
Además de ser simplista, el titular y el análisis presentan una visión descontextualizada.
La elección del directorio legislativo de este año no puede ser analizada con los mismos lentes de siempre. La coyuntura es excepcional. Este año, el sistema político y el Estado costarricense estarán sometidos a un estrés sin precedentes, y la Asamblea Legislativa estará en el centro de la acción. Por un lado, podría abrirse un proceso legislativo para el desafuero del presidente, motivado por la acusación penal presentada por el Fiscal General de la República, y por otro lado, los diputados podrían conocer una renuncia del presidente al cargo si él así lo decide y que ya ha sugerido.
Estas circunstancias demandan un directorio presidido, al menos en la Presidencia y Vicepresidencia, por los congresistas más experimentados, quienes han sido puestos a prueba en sus convicciones democráticas y condiciones emocionales. Don Rodrigo Arias y doña Vanessa Castro son respetables veteranos e indiscutibles garantes de la institucionalidad. Felicito a ambos por dar un paso al frente en momentos tan decisivos, así como a la mayoría multipartidista de diputados y diputadas que apoyaron con su voto una decisión que adquiere grandeza a la luz de la excepcional amenaza que hoy pesa sobre nuestra democracia.
Ayer la victoria fue para Costa Rica.