Edgar Fonseca, editor
“Los milagros existen. Mi hija es un claro ejemplo, pero hay milagros todos los días”.
Con estas palabras, la costarricense Liliana Valverde, cuya hija Valeria sanó tras un grave accidente de ciclismo, reafirmó el milagro atribuido a san Carlo Acutis, el primer joven “millenial” canonizado el domingo por el papa León XIV.
Valverde habló con la prensa por primera vez, luego de ser autorizada por el Vaticano, y tras la ceremonia de canonización celebrada ante 80 mil fieles en la plaza de San Pedro.
Contó que la intercesión ante san Carlo no solo obró milagro en su hija, quien sufrió un grave accidente en 2022, sino en ella misma ya que no era católica practicante.
“Carlo no solo hizo un milagro en la vida de mi hija, sino que también puso un grano de conversión a la fe mía”, reconoció.
“Carlo nos salvó a las dos. Valeria es hija única, cuando estás a punto de perder a la persona a la que más amás, y este tipo de cosas suceden cambia toda tu vida”, resaltó.
“Una vida con fe, con esperanza y confiando en Dios, en que es bueno y misericordioso es mucho más gratificante y se lleva mucho mejor”, añadió.
El milagro tras trave accidente
La joven Valverde, de 21 años, estudiante de Administración de la Industria de la Moda en la universidad de Florencia, sufrió el accidente mientras iba en bicicleta el 2 de julio de 2022.
Por causas ignoradas, perdió el control, cayó al pavimento y sufrió golpes severos en el cráneo que llevaron a los médicos a descartar su sobrevivencia.
La joven sufrió traumatismo craneoencefálico grave.
Le hicieron una craneotomía para extirpar la parte derecha del hueso occipital.
En la emergencia surgió la posibilidad de ir a orar a la tumba del entonces beato Carlo Acutis en Asís
“Nosotras conocíamos a Carlo porque lo habían beatificado durante la pandemia y era famoso por su juventud, pero nada más”, añadió.
Ella decidió visitarla para implorar su auxilio aunque muchas personas le decían que podía hacerlo en la propia ciudad de Florencia donde hay iglesias cada 100 metros.
“Todo el mundo pensaba que era una locura. Queda como a tres horas y media en tren”, narró.
“Una amiga me decía, ´tenés un montón de iglesias cerca´”, contó.
“Hay cadenas de oración en todo lado”, le insistió la amiga.
“¿Para qué ir hasta allá si hay iglesias en Florencia a 100 metros?’”, recuerda que le decían.
“Si alguien me pregunta racionalmente qué me hizo ir allá, pues yo no tengo una respuesta racional”, relató la señora Valverde
“A mí me habían hablado muy bien de Asís. Valeria estaba en la UCI ya habían pasado las 36 horas que nos daban para saber si había muerte neurológica. Me fui en carrera para Asís”, afirmó.
Ella viajó a Asís. Llevó una carta ante la tumba del ahora nuevo santo y cuenta que oró cuatro horas.
“Cuando yo salgo de Asís para tomar nuevamente el tren para Florencia estaba convencida que Valeria iba a sanar”, aseguró.
De regreso recibió una llamada del hospital Careggi, desde donde le informaron de la recuperación espontánea de su hija.
Recuperó el habla y empezó a moverse.
Contó que el 18 de julio, un TAC evidenció la desaparición de una hemorragia craneal.
Mes y medio más tarde del accidente, el 11 de agosto, la joven fue pasada a terapia de rehabilitación, donde se recuperó.
La joven finalizó sus estudios en Florencia, trabaja en Milán y piensa emprender una maestría.
El domingo fue una de las principales protagonistas de la solemne ceremonia de canonización del santo que la salvó.
Vestida de negro y con su cabello recogido con cola, le correspondió la lectura de la primera petición en una ceremonia encabezada por el papa León XIV quien canonizó al primer santo de su pontificado.