PuroPeriodismo/El País, Madrid
La Administración republicana ha expulsado a casi 170.000 personas en 2025, una cifra muy lejana incluso de su objetivo más modesto de un millón en el primer año
Donald Trump regresó triunfante el 20 de enero de 2025 al Despacho Oval con la misión de inaugurar una “nueva época dorada” para Estados Unidos. Y la transformación de la inmigración siempre fue un componente central de esa gran visión que empezó con una avalancha de decretos firmados aquel primer día. La promesa era llevar a cabo la “mayor deportación de la historia” y expulsar a todos los inmigrantes sin papeles que hay en el país. Un objetivo difuso tanto por el hecho de que no se sabe a ciencia cierta cuántos migrantes indocumentados hay y porque tampoco existen registros de todas las deportaciones de la historia.
La horquilla inicial oscilaba entre las 11 millones de personas —el número oficial de indocumentados— hasta unos 20 millones —la cifra más alta de la que habló Trump en campaña—. Pero con el paso de los meses de esta segunda presidencia del republicano, la realidad ha ido erosionando los objetivos y la meta, más modesta pero igualmente enorme, ha quedado, de acuerdo a diversos reportes, en la cerrada cifra de un millón de personas.
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