Edgar Fonseca, editor
El biólogo marino mexicano Dr. Mauricio Hoyos, quien sobrevivió al ataque de un tiburón galápagos hembra, en la Isla del Coco, el sábado 27 de setiembre, desea volver cuanto antes al mar a retomar sus tareas científicas.
“Lo que más quiere es volver a zambullirse en el mar”, confirmó Jorge Serendero Hülssner, director de For the Oceans Foundation, ente que patrocinó la expedición de Hoyos con 30 años de estudio de tiburones y frecuentes viajes al punto insular más distante de Costa Rica en el océano Pacífico, 532 kilómetros (287 millas náuticas) de Puntarenas
Hoyos sufrió el ataque de un tiburón hembra al ser marcado por el científico la mañana del sábado, hace ocho días, como exploración de la posible existencia de un corredor biológico entre Isla del Coco e Isla del Caño.
“El tiburón se asustó cuando lo estaban marcando y reaccionó como cualquier ser que le están poniendo una inyección”, añadió Serendero quien ha estado al tanto del tratamiento médico de Hoyos en San José.
El experto sufrió lesiones severas en su rostro, mandíbula, y cuero cabelludo, 27 heridas de los 27 dientes que el tiburón le hundió.
Logró salir a flote desde una profundidad de 40 metros, donde ocurrió el incidente, con la mascara de oxígeno cargada de sangre y agua y las mangueras dede su equipo destrozadas.
Recibió atención de emergencia de personal paramédico ubicado en la Isla y fue trasladado a Puntarenas adonde llegó la mañana del lunes tras un recorrido de 36 horas.
Serendero en un intercambio con este editor, vía Messenger, la noche del viernes, destacó la recuperación de Hoyos.
“Mauricio va bastante bien con su recuperación. Tuvo un a cirugía inicial para poder determinar si existían infecciones o bacterias , la cual salió muy bien. Luego continúa con su recuperación y están muy satisfechos con el ritmo que lleva , esperando el momento adecuado para una cirugía reconstructiva que será ojalá en los próximos días, según informan los médicos”.
-¿Ha estado consciente en todo momento?
-Sí, gracias a Dios
-¿Seguirá la atención en el país?
-Eso lo van a determinar seguro este fin de semana.
-¿Es la primera emergencia de este tipo que tiene?
-Sí, correcto, y ojalá la última. Tiene muy buen ánimo y lo que más quiere es volver a zambullirse en el mar.
-¿Era su primera vez en la Isla del Coco?
-No. Ha estado muchas veces en diferentes misiones de investigación , tal y como estaba ahora marcando tiburones para establecer una nueva vía migratoria. Lo que estamos investigando hace ya dos años, con varios viajes a la Isla del Coco y a la Isla del Caño, es para determinar que existe un corredor biológico entre las dos islas. Una vez establecido eso con datos en tiempo real de los tiburones y mantarrayas marcados, podremos decir a ciencia cierta que sí existe un corredor biológico importante. De esa forma, al establecer científicamente, es muy importante para producir política pública que proteja estas importantes zonas de movimiento y probablemente también de nacimiento de las especies migratorias marinas.
-¿El incidente es infrecuente?
-Sí. De hecho esto ocurrió únicamente porque el tiburón se asustó cuando lo estaban marcando y reaccionó como cualquier ser que le están poniendo una inyección. En Costa Rica no tenemos especies agresivas. Los tiburones son curiosos. Me atrevo a decir que más pacíficos que nosotros los seres humanos que agredimos y matamos de forma indiscriminada simplemente por el poder de los infames intereses.
-¿Qué recuerda él del momento del ataque?
-Que cuando marcó al tiburón, y comenzar a tomar nota en su libreta, en el momento en que levantó la cabeza, se lo encontró de frente ….
-¿Tuvo temor por su vida?
-No lo sé. Es muy valiente
-¿Cuántos instantes o minutos duró en la emergencia?
-No te sé decir. Estaba a 40 metros de profundidad y nada por sus propios medios hasta alcanzar al bote sin aire, porque el tiburón despedazó las mangueras.
A Serendero se le consultó anoche si tiene fotos recientes del biólogo en recuperación y respondió: “No. Hemos evitado la tendencia sensacionalista. Es ciencia y sus riesgos para descubrir de qué forma establecemos lugares importantes para su protección . Sí es importante para nosotros que se interesen por la salud de nuestros investigadores, pero nos interesa más que la prensa escriba sobre la importancia de informar acerca de la importancia de la ciencia al punto de estar listos para entregar nuestras vidas en defensa de los que no pueden defenderse solos, como lo es la vida silvestre y, en nuestro caso, la vida marina migratoria que son el pulso de la vida en el Océano. Y por qué esto es importante, porque el océano es la seguridad alimentaria del planeta y el principal proveedor de oxígeno”.
La sangre y el agua llenaron su máscara
El biólogo marino Mauricio Hoyos dijo en una entrevista el miércoles que el tiburón giró en su dirección muy rápido, con la boca abierta de par en par, y que toda su cabeza estuvo dentro de la boca en un segundo, reporta The New York Times en Español.
Añadió que oyó un crujido, que solo era presión, y que en cuanto el tiburón sintió su cráneo, lo liberó y se alejó nadando.
La sangre y el agua llenaron su máscara, que el tiburón había dejado torcida. Sus dientes habían cortado las mangueras de aire de su equipo de submarinismo.
Sin poder ver, Hoyos intuyó que el tiburón se alejaba cuando notó su sombra en retirada.
Dijo que vio la sombra dos veces delante de él, y que si el tiburón hubiera querido, habría podido matarlo.
Perdiendo sangre y aire, empezó a ascender lentamente para descomprimirse adecuadamente, mientras la adrenalina le recorría el cuerpo. Después de una serie de pequeñas exhalaciones, llegó a la superficie, donde sintió que se desmayaba. Se aferró al esquife de su equipo, quienes lo ayudaron a subir a bordo y lo llevaron a la isla del Coco, donde los médicos del parque le prestaron primeros auxilios antes del viaje a tierra firme.
Desde una cama de hospital en San José, Hoyos dijo que estaba a la espera de que lo operaran de la mandíbula luego de que recibiera puntos para cerrar heridas en el cuero cabelludo y pinchazos en la cara: un total de 27 heridas, una por cada uno de los 27 dientes que al parecer se le hundieron en la carne.
Hoyos era el científico jefe de un equipo que estudia las regularidades migratorias de los tiburones a lo largo de una cadena montañosa submarina frente a la isla del Coco, a más de 600 kilómetros de Costa Rica continental, para ayudar a evaluar la necesidad de proteger a los tiburones de la pesca comercial. El equipo salió de Costa Rica el 20 de septiembre y realizó su primera inmersión en la zona de la isla del Coco dos días después.
El encuentro de Hoyos con el tiburón se produjo en el sexto día de inmersión del viaje de investigación.