¡50 años a PuroPeriodismo. Gracias.!

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Edgar Fonseca, editor

Y, sí, fue un ya lejano lunes 3 de noviembre de 1975, hace apenas 50 años, que arribé a La Nación.

Me recibió su entonces director Guido Fernández un tanto perplejo, con cierta dosis de asombro, y muy expectante.

Llegué por recomendación de Guillermo Fernández  quien, en los pasillos de la vieja escuela de Periodismo, UCR, me invitó a sumarme como reportero del diario.

Este mozalbete del sur josefino, con 20 años por cumplir, de pantalones “campana” y desordenada melena “beatleriana”, llegaba, precoz, a abrirse campo, con pretensiones periodísticas mayores, a una sala de redacción repleta de estrellas.

Periodistas distinguidos como Danilo Arias, Miguel Salguero, Manuel Zúñiga , maestro en la cobertura de sucesos, cerraban ciclo, y dejaban el espacio a una nueva generación, apenas formándose en las aulas universitarias pero ansiosa de “quemar suela” en las calles, tras las fuentes y los principales acontecimientos.

Me contrataron “a prueba” por tres meses… me quedé por 38 años.

Así aquel lejano 3 de noviembre empezó lo que sería un maravilloso viaje de vida profesional que me ha permitido disfrutar a cántaros del “mejor oficio del mundo”.

Me inicié como reportero de sucesos, área en la que tuve un bautizo de fuego periodístico como testigo de los más variados e intensos hechos tantos locales como externos.

Atisbos iniciales de amarillismo, de sensacionalismo, contenidos por la firme pero lúcida guía de don Guido, me orientaron a aquilatar, por siempre, la grave responsabilidad social del oficio, alejada del alarmismo y de la degradación.

Nueve años más tarde, el aciago atentado de La Penca, mayo 1984, hizo que el entonces director Eduardo Ulibarri –de mis grandes mentores– decidiera mi retiro de las fuentes diarias suceseras y me incorporara a la primera unidad periodística de investigación que funcionó en el país. 

Todo un desafío profesional que puso sobre el tapete de la opinión pública la incipiente pero grave penetración de redes del narcotráfico internacional en el país. Una campanada del gran flagelo de nuestro tiempo.

En Columbia, Missouri, en la más antigua escuela de periodismo del mundo, renové mis votos de vocación.

De regreso, fui parte de un epicentro y emporio de transformación periodística en el despunte de Internet. 

La era digital nos desafiaba a plenitud. 

En las salas de redacción, en los medios de comunicación, ningún día es igual y en el fragor de la inmediatez, del vértigo de las redes, aquel reto fue una alerta de sobrevivencia.

Aquel inolvidable Al Día, audaz, atrevido, irreverente, fue parte de mi travesía. 

Pero el sueño que me abrió el horizonte hace apenas 50 años sigue muy vivo y hoy, desde PuroPeriodismo.com, me tensa y calienta el pulso, fiel a principios y valores, profesionales y ciudadanos, clave.

¡Gracias a Dios por todo!

¡Gracias a la vida!

¡Gracias a mi familia!

¡Y, por supuesto, gracias a todos ustedes!

¡50 años a PuroPeriodismo!/1975-2025

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