El relato de Feinzaig sobre el grave accidente en Palmares:”En ese momento sí tuve el pensamiento, bueno, hasta aquí llegué, hasta aquí llegamos”/ “No vi a la muerte tan cerca cuando tuve el cáncer como la vi ahora”

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Edgar Fonseca, editor/Foto Bomberos CR

El diputado y candidato presidencial PLP, Eli Feinzaig, narra con fluidez el grave accidente de tránsito que sufrió hace casi un mes en la ruta nacional 1, Buenos Aires de Palmares, cuando se dirigía a actividades proselitistas y atención de medios.

Pese a haber sufrido un fuerte trauma en su tórax, con el esternón y cuatro costillas fracturadas, su voz es clara y firme.

Pero hay instantes en que se entrecorta y aflora un sentimiento de dolor profundo al recordar la muerte, en ese suceso, el pasado viernes 24 de octubre, de la abogada Ericka Benavides Garbanzo, de 56 años, su principal asesora y “amiga del corazón”.

Dice que al momento de la emergencia iba con su atención puesta en el celular, y no está seguro si en algún momento, tras el impacto, perdió el conocimiento pero lo que sí recuerda es ver partes de carros tiradas en la calle, carros estacionados y “como en cámara lenta” una pareja que se aproximaba a brindarle auxilio.

“En ese momento empecé como a mover las manos y los pies” 

Usted no perdió el conocimiento en ningún momento…

-No sé si perdí el conocimiento, Lo que le puedo decir es que yo no tengo memoria del impacto, ni de los segundos posteriores. El primer recuerdo que tengo es estar en el carro, levanto la mirada, veo partes de carros tiradas por toda la calle, un montón de carros parados alrededor, y, como en cámara lenta, yo veía donde venía una pareja corriendo hacia mí. Esa pareja resultó ser don Lionel y doña Heilyn, que, según mis recuerdos fueron los primeros en llegar. Yo en ese momento empecé como a mover las manos y los pies, las piernas, para ver si yo estaba bien. Tuve un impulso a abrir la puerta del carro porque yo había quedado en un espacio muy restringido y yo oí donde ellos me gritaban ´no se mueva, no se mueva, ya lo vamos a ayudar, quédese en el carro´ y así fue. 

“Completamente aturdido”

De esos primeros momentos, ¿qué pensó? Se reacciona de diferente manera, pero hay un primer pensamiento ante lo que pasó. En el caso suyo, ¿cuál fue? 

-Una vez que pasó el momento de mayor aturdimiento, porque uno queda completamente aturdido, no sabe qué fue lo que pasó, cuando ya me fijo a mi alrededor, y vi a Ericka, según yo, inconsciente, pero yo la veía a ella entera y yo por lo menos quise pensar que estaba con vida, y escuchaba a Fabián. No lo podía ver, pero escuchaba a Fabián que estaba con mucho dolor y mis primeros pensamientos fueron ¿cómo están ellos?, ¿cómo les ayudamos? Cuando la gente llegaba a hablarme a mí, yo recuerdo que hacía un esfuerzo por decirles, ´el muchacho se llama Fabián Cascante, la muchacha se llama Ericka Benavides. Por favor vayan, ayúdenles, por favor rescátenlos´. Eso era lo que yo estaba pensando. Después, por supuesto, al rato empieza uno a pensar en mi familia, y no es que no es que no pensara en ellos, pero mi preocupación de cómo van a recibir la noticia, quién se las va a dar, como la gente a veces es un poco irresponsable y comunica cualquier cosa, pues, qué noticia les va a llegar, pero en esos primeros momentos era mi preocupación por Ericka, que yo creía que estaba con vida, y por Fabián y como ni siquiera vi el impacto, pues no sabía contra qué habíamos pegado. Me imaginé que era otro carro o un camión o lo que fuera. Entonces también pensé en la gente que venía en ese carro.

-¿Sintió temor de algo mayor en el caso suyo?

-Inicialmente sí, y hay cosas que preferiría no relatar, pero inicialmente sí pensé que tal vez era más grave. Cuando me bajaron del carro, yo tenía mi camisa empapada en sangre, que no era mía, pero yo sentía ese líquido caliente recorriendo. Ya cuando me bajaron del carro me quitaron la camisa, me revisaron y vieron que yo no tenía ninguna lesión abierta, lo cual me incrementó la preocupación, porque si no era mía, pues de ¿quién era?. 

En un momento levanté la mirada y vi algo encima

Usted volvió a vivir. Dentro de los temores que sintió, pudo haber estado el de haber perdido la vida en este suceso…

-Sí, don Edgar, yo no le iba poniendo atención a la carretera. Iba con mi celular contestando mensajes,  escribiendo, etcétera. En un momento levanté la mirada y vi que estábamos, vi algo encima, ahora me imagino que es el camión, ¿verdad. Yo no entendí qué fue y en ese momento sí tuve el pensamiento, bueno, hasta aquí llegué, hasta aquí llegamos. Después de eso se me borró la memoria. Como le digo, no tengo recuerdo del impacto. No tengo recuerdo de los segundos posteriores. Me han contado que el carro dio tres vueltas, que incluso quedó viendo en la dirección contraria a la que veníamos, y mi siguiente recuerdo es ya estando yo ahí sentado en el carro, lo que le mencionaba, levanté la mirada, vi pedazos de carro tirados por toda la carretera. Vi a a Heilyn y a don Leonel que venían corriendo hacia mí y ya en ese momento, donde yo vi la escena dije, bueno, estoy vivo, no sé qué tan mal, pero estoy vivo. Tenía un dolor muy intenso en el costado, porque me quebré cuatro costillas. Cuando me quitaron la camisa, yo me vi, yo tenía el pecho hundido y entonces la preocupación de que hubiera colapsado un pulmón o algo por el estilo, que gracias a Dios y milagrosamente no sucedió, pero sí lo tenía hundido porque entre el cinturón y el golpe que yo me llevé en el tórax, se me quebró el esternón y esas cuatro costillas. En el hospital de San Ramón me estabilizaron, me revisaron, me hicieron toda clase de exámenes, rayos X, etcétera., y ya ahí empecé a entender que estaba muy golpeado y que probablemente tenía quebraduras, pero que era algo de lo que iba a salir adelante y que iba a salir bien como estoy hoy.

No vi a la muerte tan cerca cuando tuve el cáncer como la vi ahora

Dentro de esa reflexión suya de segundas oportunidades, de dar la lucha, ¿cuál es su valoración? 

-Dios me ha dado ya una tercera oportunidad. La primera fue cuando nací hace sesenta años. La segunda fue haber superado ese cáncer, que me cambió mucho mi forma de ver la vida, mi forma de relacionarme con la gente, mi forma de relacionarme con el entorno. Es que yo antes de eso andaba en el corre-corre como todo el mundo, ´apúrese que hay una reunión´, va de aquí para allá y a veces va uno en carretera poniéndole atención a la carretera, pero no a lo que hay alrededor. Tal vez se va uno un fin de semana y por estar clavado en el teléfono, no ve la montaña donde se fue uno a descansar. Esa primera experiencia me enseñó a apreciar los detalles que hacen hermosa la vida. Me hizo también, en alguna medida, empezar a relacionarme diferente con mi esposa, con mis hijas, en el sentido de dedicarles más tiempo, de entender que los apuros del trabajo siempre pueden esperar un poquito más, la familia no. A la familia hay que ponerle atención inmediatamente, pero, por otro lado, también me profundizó la convicción de hacer algo que ya estábamos empezando a hacer en aquel momento, que era la fundación del Partido Liberal Progresista. Y esta segunda experiencia traumática, bastante más traumática, porque perdí a mi amiga del corazón, porque todavía al día de hoy Fabián está dando una lucha enorme por su vida, y que la verdad es que que yo no vi a la muerte tan cerca cuando tuve el cáncer como la vi ahora. Pues yo todavía no le puedo decir en el largo plazo en qué más me cambió esta experiencia. Lo que sí le puedo decir es que me ha profundizado la convicción que tenía de trabajar por rescatar la democracia costarricense, de impulsar una Costa Rica donde la gente pueda vivir sin miedo, donde los problemas se resuelvan en vez de que se discutan, pero sobre todo, que rescatemos lo más lindo del ser costarricense, que es ese costarricense bondadoso, desprendido, con su fisga y con su humor, pero bueno en esencia. Toda esa gente que se acercó a ayudar en la escena del accidente. El profesionalismo de todos los de los cuerpos de rescate, de la gente en el hospital de San Ramón, de la gente en el hospital Metropolitano. La compasión con la que tratan a las personas, porque no somos pacientes, somos personas. Eso me refuerza la necesidad de dar la lucha por recuperar esa Costa Rica para todos los costarricenses. Que dejemos atrás esta etapa oscura que estamos viviendo como país, donde todo es a los gritos, donde todo es a los insultos, donde los problemas no se resuelven, sino que se busca culpables. Eso no produce bienestar. Eso no produce satisfacción en la ciudadanía. Eso no produce absolutamente nada bueno, y aquí estoy con algunas pequeñas limitaciones provocadas por el accidente. Lo oye usted en mi voz. Todavía no tengo la fuerza en los pulmones para proyectar mi voz como normalmente la proyecto, pero estoy haciendo la terapia respiratoria para recuperar. Mi tórax sufrió el grueso del trauma que yo sufrí, tengo inflamación, tengo costillas quebradas, mis pulmones están resentidos, pero nada que no se pueda recuperar, y con lo que tengo voy a dar todo lo posible y más junto con un maravilloso equipo de trabajo para honrar la memoria de Ericka, para recuperar esa Costa Rica linda, esa Costa Rica de gente buena, de gente decente, que hemos sido toda la vida y que estamos pasando por un experimento que realmente yo estoy convencido que la mayoría de los costarricenses desean ya salir de él.

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