Más cerca el fin de una administración nefasta… desafío en las urnas

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Edgar Fonseca, editor

Tan solo cuatro meses nos separan para que acabe una administración gubernamental nefasta que desgarró la convivencia nacional.

Quizá ese sea el mayor daño de los muchos que deberemos empezar a sopesar a partir de mayo entrante.

La polarización, la división, el enfrentamiento atizados desde el día uno por el presidente de la República y su séquito no tienen parangón en la reciente historia del país.

Serán pírricos sus réditos políticos si se levantan sobre los escombros, las ruinas y cenizas de una democracia, modelo global hasta hoy

El brutal ataque contra instituciones y sus jerarcas, que, aunque imperfectas en su gestión, son baluarte y sostén de nuestro entramado social, ha sido la constante de este cuatrienio en cuenta regresiva.

Han sido cuatro largos años de irrespeto, desafío, menosprecio y desacato al orden constitucional, legal; en fin, al Estado de derecho.

Particular la arremetida contra el Tribunal Supremo de Elecciones a las puertas de unos comicios decisivos en nuestra historia.

Nadie ha escapado de la agresión soez, del circo semanal, del linchamiento público, con tal de inflamar la ira de las turbas. Con tal de sumar a sus caudales y pretensiones.

Una puesta en escena cuya narrativa esquiva, sin embargo, los más agudos desafíos que como sociedad enfrentamos; de primero, el flagelo de la inseguridad con casi tres mil homicidios al cierre de este periodo.

Es en ese convulso entorno que el país entra este 1.º de enero en la recta final hacia unas elecciones cruciales.

Nos jugamos nuestro destino.

Nos jugamos nuestra democracia.

Nos jugamos nuestras libertades.

No las jugamos frente a quienes, sin escrúpulo alguno, se aferran al continuismo tras una gestión vacía de obra y de logros, pero claros en sus propósitos populistas, autoritarios.

No lo perdamos de vista.

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