Álvarez Desanti debe “humanizar” su imagen, dice Ulibarri

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Edgar Fonseca M., editor PuroPeriodismo.com

San José-Antonio Álvarez Desanti, candidato presidencial del PLN, condujo en el fin de semana largo una tensa negociación para la elección del nuevo directorio legislativo el 1 de Mayo. Acuerpó, sin pestañear, para presidente del Congreso al diputado evangélico Gonzalo Ramírez, el primero de esa denominación religiosa en alcanzar el cargo, y sacó del juego al poderoso aspirante oficialista, Ottón Solís. Aún ayer por la mañana, con las brasas humeantes de la controversial elección, amarró un acuerdo final, que allanó la juramentación del nuevo directorio.

Desde hoy, ya sin la curul a cuestas,  enfrentará, entre otros  desafíos: superar la división de Liberación Nacional tras la convención; “humanizar” su imagen y despejar las dudas de que es el candidato de “los sectores económicos poderosos”, advierte el analista y exdiplomático Eduardo Ulibarri.

Cuando se le pregunta a Ulibarri sobre debilidades de la aspiración del verdiblanco, cree que ahí radican tres importantes focos de atención para el político y empresario que tiene ante sí el reto cumbre de su carrera pública y de hacer volver al poder a Liberación tras el batacazo de 2014.

Ulibarri, quien dirigió La Nación de 1982 a 2003 y fue embajador en Naciones Unidas durante la administración Chinchilla Miranda (2010-2014), destaca como fortalezas de Álvarez Desanti su voluntad conciliadora, su conocimiento de la función pública y la posibilidad de que pueda armar un buen equipo de trabajo.

Para Ulibarri:

  • Alvarez Desanti debe manejar con discreción el apoyo del expresidente Oscar Arias, para no polarizar al electorado
  • Debe sumar el respaldo del exmandatario José María Figueres a quien derrotó en la primaria
  • Deberá convencer a un electorado disperso y volátil en sus decisiones

“El juego corto de la política se impuso en la elección del directorio. La miopía es alarmante. Las malas consecuencias serán inevitables”, criticó Ulibarri, en un tuit el lunes, tras la convulsa jornada legislativa liderada por Álvarez Desanti. En un inusual respaldo público suyo, Ulibarri apoyó la postulación de Ottón Solís desde la columna Radar que publica los viernes en La Nación.

No le va a ser fácil

-¿Cuáles considera son tres fortalezas de la candidatura presidencial de Alvarez Desanti con miras a las elecciones de 2018?

-​Tiene voluntad conciliadora. Conoce la función pública. Puede organizar un buen equipo.​

-¿Cuáles considera son tres debilidades? 

-​Las rupturas durante la campaña interna; la frialdad del candidato; ​la posibilidad de que sus adversarios lo presenten como un representante de los sectores económicos poderosos. Lo primero implicará dificultades para unir a los liberacionistas, aunque creo que será posible; lo segundo, un problema de “humanización” y empatía, tan importante en las campañas actuales; lo tercero, una línea que podría obligarlo a la defensa y desgastar mensajes más propositivos.

-¿Cuáles serían vulnerabilidades de esa aspiración? 

​-Cualquier campaña para el 2018 tiene la gran vulnerabilidad de un electorado muy disperso, con débiles preferencias partidarias y volatilidad en sus decisiones.​

-El apoyo de Oscar Arias, ¿suma, resta o polariza al votante tico respecto a la pretensión presidencial de Álvarez Desanti?

-​Todo depende de cómo se maneje. Si se hace con discreción en cuanto a los mensajes públicos, sumará; si se insiste mucho en él, es probable que polarice y, de darse esto, reste.​

-¿Cree que Álvarez Desanti debe, por razones de unidad partidaria, sumar el respaldo de José María Figueres?

-Por supuesto, y por razones obvias: Figueres es una fuerza interna indudable; obtuvo un número de votos razonable y es probable que logre una gran cantidad de delegados en la Asamblea Nacional del partido. Además, algunas de sus ideas sobre lo que debe hacerse son prometedoras.​

La lista: empleo, seguridad, honestidad…

-¿Cuáles cree son los temas nacionales clave en que Álvarez Desanti debería enfocar su campaña?

-​A estas alturas es difícil decirlo. Empleo, seguridad ciudadana, servicios de la CCSS, honestidad, equidad y capacidad propia y del PLN los pondría en una primera línea, al menos a estas alturas del juego. Según la evolución del país y​ la campaña, habría que ajustar el mensaje.

-Hay quienes estiman que Liberación no llegaría al 40% en la primera vuelta del 2018 y, que, si pretende alcanzar ese porcentaje meta, debe sumar votantes más allá del partido. ¿Qué opina?

-A partir de lo que, hasta ahora, revelan las encuestas, es una apreciación correcta. Cualquier partido necesitará “pescar” fuera de su laguna para ganar. Es una necesidad menor para el PLN, por ser el que tiene mayor apoyo, al menos hasta ahora. En una eventual segunda vuelta, quién sea el contrincante del liberacionista resultará determinante para sus posibilidades de éxito y, además, la orientación de la campaña.​

¿Y el candidato “antisistema”?

-Se comenta en medios y redes la eventualidad de que en esta campaña emerja un candidato “antisistema”. ¿Cuál es su opinión?

​-Es posible. Sin embargo, aunque emerja no veo que le sea sencillo generar una masa de apoyo crítico. Según ha revelado el Estado de la Nación, el descontento de los ciudadanos ​no es profundo y, además, se dispersa entre muchos temas; nuestros votantes tienden a ser moderados y hasta conservadores, y la experiencia con “outsiders” (Abel Pacheco en primer lugar, Luis G. Solís en algún sentido) no ha sido buena. Además, cualquier candidato antisistema tendría que montarse en un partido ya existente, y los que están disponibles en el “mercado” son pocos y débiles; además, una campaña es cara y difícilmente ese tipo de candidatos obtendrá recursos suficientes. Sin embargo, no se puede descartar, por lo menos, una campaña de algún neopopulista que, a partir de infundir miedo y acudir a simplismo, distorsione la discusión y logre una razonable cosecha de votos.

 

 

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