Los primeros 100 días…

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Edgar Fonseca, editor/Foto Ezequiel Becerra T.

El gobierno de “unidad nacional” llega a sus primeros 100 días con una irreductible apuesta a la reforma fiscal.

Su mayor desafío:  sostener un apoyo legislativo mayoritario a una iniciativa cada día más disminuida por los dentellazos de unos y otros.

El mandatario se juega con ella buena parte del caudal político de arranque, y, dependiendo del desenlace, puede convertirse en su mayor logro o revés en los albores de la administración.

Atacada por todos los flancos, la reforma –que esquivó irresponsablemente el anterior gobierno PAC–  es cuestionada por quienes creen que tiende más a ser una nueva carga tributaria, omisa en reales medidas de contención de gasto.

La discusión se ha visto nublada en las últimas h0ras por los disparates  financieros destapados.

El presidente ha evitado, hasta ahora,  naufragar en el desgaste politiquero que arrastra la propuesta.

Contrario a su predecesor, reconoció, de entrada, que es hora de superar este impasse fiscal. Pero, con una fracción minoritaria, su empeño marcha cuesta arriba.

¿Dispone de un plan B?

Liberación en un “toma y daca”, tras su segunda vapuleada electoral consecutiva, apoya a regañadientes el plan.

Restauración se estrena recalcitrante.

Y los dirigentes sindicales, abotagados de pluses, se sienten traicionados.

En este contexto, el gobierno calla ante una sorpresiva  denuncia del influyente conglomerado de asociaciones y cámaras del sector empresarial UCCAEP.

La dirigencia empresarial cree que la nueva administración la vetó como interlocutor.

“Una de las decisiones ha sido no considerar a la UCCAEP como el interlocutor principal del sector privado, evitando contacto frecuente entre esta organización y el presidente, eliminando Consejos que en el pasado demostraron tener efectividad. Aún así, nuestra labor ha continuado, y por ello hemos recurrido a tratar los asuntos con funcionarios de alto rango, otros actores políticos y otros actores de la sociedad civil”, reveló Gonzalo Delgado, presidente de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado.

“Valore nuevamente su criterio y la relación con la Unión de Cámaras y su potencial, pues el formato actual, simplemente tiene poca efectividad. Hay temas urgentes por resolver, pero sobre todo hay que enviar señales positivas, pues el sector privado está preocupado. ¿Quién va querer invertir en un país, que no busca resolver sus problemas? o no busca cómo reactivar la economía”, advirtió Delgado.

A su disminuido músculo político, el gobierno no debería añadir distanciamientos con un sector como el empresarial, en su pulso clave de estos primeros 100 días.