Andrés Oppenheimer, El Nuevo Herald, Miami
Si hubiera una medalla para la hipocresía política, o para el desdén por los derechos humanos, habría que dárselas a los presidentes de México y Argentina por su vergonzosa respuesta a las protestas pacíficas del 11 de julio en Cuba. En lugar de pedir la protección de la libertad de expresión, están defendiendo una de las dictaduras antiguas y represivas del mundo.
Los presidentes populistas Andrés Manuel López Obrador de México y Alberto Fernández de Argentina están entre los pocos líderes del continente – sin contar a los dictadores izquierdistas de Venezuela y Nicaragua y al presidente de Bolivia – que de hecho se pusieron del lado de la dictadura cubana.
Especial PuroPeriodismo: El Nuevo Herald, Miami