ExSubsecretario de Defensa EE.UU., Rogelio Pardo-Maurer: “Costa Rica debe responder con mano dura a amenaza narco”

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Edgar Fonseca, editor/Foto You Tube PuroPeriodismo

Rogelio Pardo-Maurer, exSubsecretario de Defensa de EE.UU. (2001-2006), administración Bush, advirtió ayer que Costa Rica debe responder con “mano dura” ante la amenaza violenta del narcotráfico y el ambiente de inseguridad que enfrenta el país.

“Hay que tener una mano dura contra la criminalidad”, ratificó en una amplia entrevista que concedió a este editor desde Washington D.C., donde reside, vía Zoom Facebook Live. Ver entrevista especial PuroPeriodismo You Tube.

De padre costarricense, hijo del doctor Rogelio Pardo, exministro de Salud, y de madre estadounidense, Susan Maurer, Pardo-Maurer, 60 años, recibió su formación primaria y secundaria en San José. Se graduó en Lincoln School. Posteriormente se graduó en Historia (Universidad de Yale) y Economía y Política de Desarrollo (Universidad de Cambridge).

“Sangre y café de Costa Rica. Yo soy de Moravia. Mi educación la completé en los autobuses públicos de Costa Rica porque ahí es donde verdaderamente se aprende de mañas y bolados. Jamás olvido de dónde soy, quién me formó, a quién me debo”, enfatizó sobre su nexo con el país.

Veterano de guerra en Afganistan e Irak, Pardo-Maurer fue condecorado con la Medalla por Servicio Público Distinguido al acabar su misión en el Departamento de Defensa en 2006. El entonces Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, le reconoció sus aportes a la lucha conjunta de EE.UU. y Colombia contra las guerrillas de las FARC; en la ratificación del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica con los Estados Unidos (CAFTA) en el Congreso EE.UU. y a fortalecer la asistencia naval en todo el hemisferio. 

Basado en Washington D.C. se dedica al análisis y la consultoría en temas de seguridad y geopolítica global y regional.

Lo que Costa Rica debe evitar

Esto me lleva a un punto y es la polémica, la controversia general que se ha desatado con la megacárcel de Bukele en El Salvador, 40 mil reos sentenciados prácticamente a una tumba a partir de ahora según lo que dijo Bukele al inaugurar hace un mes esta megacárcel en Tecoluca, San Salvador, y sin ningún proceso, bajo un estado de excepción que cumple un año con suspensión de garantías constitucionales, de libertad de movilización, de libertad de reunión, de libertad de comunicación ¿qué te parece esta aproximación a la inseguridad de las maras por parte de Bukele?

-Es precisamente lo que Costa Rica debe evitar. Costa Rica un país con instituciones judiciales fuertes, con una cultura democrática y sobre todo con una cultura de respeto a la persona y a la dignidad humana, pero si Costa Rica cae en manos de los narcotraficantes, todo eso se puede desaparecer de la noche a la mañana, sencillamente con la corrupción del sistema financiero o el sistema judicial y son pocos los países en el mundo, son pocos los países que pueden resistir el embiste del narcotráfico y por eso hay que abordarlo así. 

En El Salvador parece casi horrorizante, parece casi un sacrificio Azteca ver a todos esos prisioneros amontonados en esa megacárcel pero de lo que nadie está hablando y, claro, sabemos lo de las violaciones de Derechos Humanos, el problema de proceso legal etc., pero lo que nadie está hablando es que eso está deteniendo el crimen en El Salvador, está deteniéndolo en seco, las denuncias de extorsión que es la madre de todos los crímenes –la extorsión lleva al secuestro, al robo, a todo–, han caído en un 95% en El Salvador. Por duro que sea decirlo, meter a todos esos criminales en la cárcel ha servido para que la gente honrada del Salvador no viva todos los días en miedo y terror de ser extorsionados, secuestrados, asesinados etcétera. Más bien hacen falta más prisiones de ese tamaño y, sobre todo, en México, como dije, donde andan 700 mil criminales armados por la calle. Es muy controversial, pero la verdad es que se está agotando el tiempo. Son pocos países los que pueden resistir ese embiste del narcotráfico.

-Con tu experiencia, además con tu relación filial con el país, con sangre costarricense en tus venas, si tuvieras que hacerle tres recomendaciones al gobierno de Costa Rica para enfrentar la crisis de inseguridad que se está viviendo y en la cual diferentes sectores le piden al gobierno hoja de ruta, estrategia, sin tener una respuesta concreta hasta el momento, ¿cuáles serían tres recomendaciones clave que harías a las autoridades de Costa Rica?

-Absolutamente y sin lugar a duda, primero, involucrar a la población. Segundo: ser fiel a los valores del costarricense, entender lo que es Costa Rica y lo que debería ser y por nuestra historia y nuestra cultura lo que debe ser y tercero: no aflojar. Hay que tener una mano dura contra la criminalidad. Eso de la “ley del pobrecito” ya no sirve y es cuando uno comienza a pensar en esos términos y no en términos de cómo proteger a la gente honrada con instituciones y no que tengan que protegerse cada uno por sí propio, cada cual que se salve del que pueda. Esas tres cosas: involucrar a la población, ser fiel a lo que es la cultura y la identidad de Costa Rica y tercero una mano dura.

¿Usted cree que el gobierno de Estados Unidos, la administración norteamericana, está siendo consecuente con el apoyo de Costa Rica en esta materia en la inseguridad, tomando en cuenta que Costa Rica carece de ejército?

-Ahí la respuesta también la tengo directa: no.

¿Qué esperaría usted de la administración norteamericana de cara a esta emergencia en seguridad que vive en Costa Rica hoy

-Primero, es como Colombia, el país es como lo que fue Colombia en los años noventa, el país mismo tiene que mirarse al espejo y honradamente decir cuál es mi realidad. Hasta que eso no pase ninguna ayuda puede ayudar.

Pero sin embargo se se ha notado un incremento en esa asistencia norteamericana, ¿es suficiente o se requiere de mayor apoyo es decir ante los niveles de inseguridad que se están viviendo en el país?

-Veamos a todo Centroamérica, veamos a México. Esto va para abajo, está empeorando en todos los países. Cuando yo estaba en Irak y en Afganistán e, inclusive, cuando yo iba a Colombia en esa época del 2001 al 2006 que Colombia en realidad era por decirlo así mi problema especial en el Departamento de Defensa, una gran relación con el presidente Uribe de Colombia y con la policía, con todas las instituciones de la del Ministerio Público, de la ley y del orden en Colombia y uno lo sentía, yo siempre preguntaba ¿estamos ganando? Eso se parece un poco a la pregunta que me acabas de hacer y es una pregunta relacionada con insumos, con procesos: ¿estamos dando suficiente?. Esa no es la pregunta correcta. La pregunta correcta es ¿cuáles son los resultados? Por más insumos que uno le meta a un país, si ese país no tiene la conciencia y la determinación de ejercer soberanía sobre todo su territorio, de que se cumpla la ley, de que los ciudadanos vivan en paz y con seguridad democrática, por más insumos que se le meta nada va a cambiar. Por eso digo es esencial: Costa Rica tiene que mirarse en el espejo y decir ¿estamos satisfechos con esta situación?, ¿estamos satisfechos con el hecho de que nosotros vivimos detrás de la reja en todo el país mientras los criminales andan en la calle? Creo que esa pregunta se contesta a sí misma.


Con Ortega no hubo negociación

“No hubo negociación. No se dio algo a cambio. No sería apropiado para EE.UU. negociar bajo esas condiciones. Crearía incentivo para tomar más prisioneros políticos, secuestrados por el gobierno”.

Así resumió Pardo-Maurer su visión sobre los acontecimientos que culminaron el 9 de febrero con la sorpresiva liberación de 222 presos políticos por parte del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.

Calificó como “acto muy extraño” lo que que pretendía Daniel y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, al liberar a dichos prisioneros.

Una presunción es que los liberó porque ya nos los consideraba útiles.

Consultado si considera conveniente que, tras esa decisión, EE.UU. relaje las sanciones contra distintos personeros del régimen nicaragüense, Pardo-Maurer advirtió que no debe darse.

“No. Absolutamente”, sentenció.

Pardo-Maurer cree que, en vez de abrir puertas de diálogo, EE.UU. debe demandar de Nicaragua dar pasos evidentes de apertura democrática, permitir la más mínima libertad de expresión.

Pero se muestra pesimista. Teme que el régimen empeore sus medidas represivas.

“Eso se va a poner mas difícil, mas intenso y más brutal en Nicaragua”, pronosticó.

Prueba de ello, ratificó, el anuncio del lunes 6 de marzo de cerrar 19 organizaciones gremiales empresariales integradas en el Cosep.