- La marcha contra el Fiscal General de este martes, promovida por Casa Presidencial, es una cortina de humo para esquivar graves y urgentes males nacionales, la brutal ola de inseguridad de primero
Edgar Fonseca, editor
Desde PuroPeriodismo nos sumamos al clamor nacional en defensa de la institucionalidad frente a los ataques auspiciados por la Presidencia de la República.
Una corrosiva embestida consumada desde el oficialismo sin recientes precedentes en nuestra historia.
Demandamos del gobierno respeto a las instituciones.
Le debe respeto al Poder Legislativo, al Poder Judicial, a la Fiscalía General, al Organismo de Investigación Judicial, al Tribunal Supremo de Elecciones, a la Contraloría General de la República.
Le debe respeto a los jerarcas de estas u otras entidades.
Le debe respeto a un sistema democrático que, aunque imperfecto, es modelo mundial.
Debe cesar esa campaña soez, chabacana, divisiva, de odio, insulto y polarización, que desgasta al país en momentos en que se acumulan y exacerban graves males como la inseguridad galopante, el deterioro de infraestructura, la desinversión en salud y educación, o la desaceleración de ejes clave de nuestro desarrollo económico como el turismo.
El gobierno los esquiva o le echa, olímpicamente, la responsabilidad a otros.
Ha sido la constante de la conducta presidencial y gubernamental al cabo de casi tres años de periodo.
Censuramos, por ello, la marcha convocada para este martes por Casa Presidencial para protestar contra el Fiscal General.
Es una cortinas de humo.
Un acto pirotécnico, de los frecuentes en este gobierno, para desviar la atención de graves y urgentes desafíos en políticas públicas.
Sin un caso grave de transgresión legal del Fiscal en sus funciones, la estrategia oficialista arrecia en propalar supuestas conductas de corrupción en su contra, sin pruebas, ni evidencias.
Las causas administrativas disciplinarias internas que se le siguen en el Poder Judicial, quizá producto de incorrectas decisiones de juicio suyas, no constituyen, hasta la fecha, prueba fehaciente de actos de corrupción o de otras conductas presuntivamente dolosas como perifonea la campaña oficialista.
No tienen caso. No tienen pruebas en contra del Fiscal.
Se han dedicado a propagar especies sin fundamento, amparados, quizá, al fuero de inmunidad que les cubre.
Se trata de un montaje feroz que estalló tras el escándalo de supuesta corrupción del caso Barrenador en la CCSS y arreció tras trascender el informe de la causa que sigue el Ministerio Público por el supuesto financiamiento irregular de la campaña electoral que llevó al poder al hoy Presidente y a su grupo.
No parecen dispuestos a someterse a la inminente intervención de la Fiscalía, como corresponde a su responsabilidad institucional.
Esta campaña remata con la marcha de hoy, quizá un tanteo para actos similares, a las puertas de la campaña electoral.
El país no debe caer en la trampa.
El país debe estar alerta y señalar sin rodeos a los responsables de este desatino que, confiamos, no derive en escenarios de mayor inestabilidad institucional, pública o social, gracias a la probada y proverbial sensatez de nuestra sociedad.