PuroPeriodismo/Marca, Mundo Deportivo, Madrid, Barcelona
¡Primoroso!, ¡celestial!, grandiosa rúbrica a una primera temporada de leyenda de Herr Hansi Flick. Triunfo titánico que debió ser mayor ante el Madrid, cuarto Clásico consecutivo ganado, segundo con póker de goles (hubo otro con repóker), y doblete casi asegurado, después del ntriunfo en Sevilla, también ante el Madrid. Por no hablar de la Supercopa. Un Barcelona desbocado dejó LaLiga vista para sentencia en la tarde más inolvidable de las que se habrán vivido en Montjuïc a lo largo de estos dos años. Fue un festival de fútbol desbocado, algo descontrolado, pero absolutamente espectacular. Un partido que tuvo de todo: ventaja inicial blanca con doblete de Mbappé, remontada bestial de un Barça sin frenos, con goles de Eric, Lamine Yamal y Raphinha por partida doble, y segunda parte más de este mundo en la que el Madrid, que había estado desquiciado, aprovechó su potencial ofensivo y una actuación escandalosa de Hernández Hernández para regresar con opciones. Crónica Mundo Deportivo, Barcelona.
Se acabó lo que se daba
Se acabó lo que se daba. El Barça aseguró LaLiga porque ha sido el mejor equipo del campeonato, mientras Ancelotti cerró su etapa al frente del Real Madrid con una derrota clara, menos contundente en el marcador que en el juego, reflejo de una temporada mal diseñada, con una plantilla descompensada, sin defensas sin fútbol. Raphinha lideró la remontada azulgrana un día más y será campeón si el Madrid no gana al Mallorca, o si vence el jueves al Espanyol en el derbi. El título está liquidado, tanto como la etapa de Ancelotti al frente del equipo blanco. Triste final para el entrenador más laureado de su historia. Crónica Marca, Madrid.
El caso es que LaLiga revivió durante un cuarto de hora. Desde el error de Cubarsí que consintió el penalti de Szcescny hasta el cabezazo de Eric García, el madridismo soñó con pelear el título hasta el final. Kylian Mbappé rebañó el error del central azulgrana, transformó la pena máxima y convirtió un buen servicio de Vinicius con el exterior para poner en el electrónico de Montjuïc un 0-2 sorprendente. Que si el cansancio de Milán, que si la reacción en la final de Copa, las explicaciones del sorprendente arranque eran variopintas. La del espejismo tomó cuerpo en cuanto el Barça ajustó la presión en campo contrario.