Periodista José Joaquín Chaverri Sievert, para Panorama
Cuando se acercan las elecciones, solemos pensar que nuestra tarea como ciudadanos se limita a ir a votar. Pero la democracia es mucho más que marcar una papeleta: es un compromiso diario que se construye con respeto, diálogo y, sobre todo, con la disposición de escuchar a quienes piensan distinto.
No basta con tener instituciones electorales sólidas, aunque esto no solo ayuda mucho y es fundamental pero para que la democracia funcione de forma eficaz, se necesita de una cultura cívica basada en el conocimiento de nuestra historia patria, respeto mutuo, un diálogo virtuoso, donde el desacuerdo no sea una limitante y una participación ciudadana activa y comprometida.
Disentir sin dividir y debatir sin ofender debería ser la norma, no la excepción. Saber ganar sin arrogancia y perder con dignidad también es parte del juego democrático. Una democracia madura se reconoce por cuanto todas las voces encuentran espacio, cuando las diferencias no separan, sino que invitan a buscar puntos en común. Porque la diversidad de ideas no debilita: enriquece, nunca genera ganadores ni perdedores.
Confiar en las instituciones pero sin dejar de participar con responsabilidad, para garantizar la transparencia y aceptar los resultados finales, son señales de una ciudadanía madura que entiende su poder. Al final del día, cada elección no debería parecer una batalla campal, sino una oportunidad para convivir y construir juntos.
En Costa Rica, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ha jugado un rol fundamental para que eso todo lo anterior sea posible. Su labor va mucho más allá de convocar a elecciones y contar votos: el TSE vela por la transparencia, promueve la información oportuna, la participación ciudadana y se asegura de que el proceso electoral se desarrolle con reglas claras y justas.
Uno de los aspectos clave que supervisa el TSE es el uso de los medios de comunicación durante las campañas. Para evitar ventajas indebidas, se prohíbe que las instituciones públicas difundan mensajes con tintes propagandísticos o usen la imagen de sus jerarcas durante el período electoral. La idea es simple: que todos los actores políticos compitan en igualdad de condiciones. También existe un período de veda electoral, durante el cual no se pueden publicar encuestas ni propaganda política. Esta medida busca proteger la libertad del votante, evitando que su decisión se vea influenciada por últimos impulsos mediáticos o estrategias de presión.
En tiempos redes sociales, memes virales y campañas propagandísticas, a través de comunicación digital, el TSE no se ha quedado atrás. Ha propuesto reformas para regular la propaganda en plataformas digitales, exigiendo que los perfiles que participan en campañas sean verificables y que toda publicidad electoral sea previamente inscrita. Así se combate la desinformación, se previene el uso de cuentas falsas y se garantiza un juego limpio también en el mundo digital.
Gracias a este trabajo riguroso, el TSE ha ganado reconocimiento dentro y fuera del país. Organismos internacionales, sectores políticos y observadores han destacado la transparencia y profesionalismo con que se organizan nuestras elecciones. Y eso no es poca cosa: es un reflejo del compromiso ciudadano y del prestigio democrático que Costa Rica ha sabido construir con los años. Porque votar sí, importa. Pero aún más importa cómo lo hacemos, cómo respetamos el proceso y cómo cuidar entre todos esta democracia, que nos pertenece a todos.
Fuente: Facebook





