A la marioneta la traen y la llevan… como en un circo

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Edgar Fonseca, editor

El oficialismo, por orden superior, apostó como carta presidencial por la figura más frágil, débil, manejable y manipulable de su escasísimo repertorio.

Apostó por una marioneta.

Ninguna sorpresa cuando la orden vino de quien cree tener poder omnímodo.

De quien, para sentir cierto aire de seguridad, pasado el mediodía del próximo ocho de mayo, necesita de alguien que, como ella, le jure –si es que continúan– inmunidad ante las más de 100 causas que le esperan en la Fiscalía.

La escogida no tardó en arrodillarse, en retratarse públicamente.

“Serás mi ministro de la Presidencia”, se soltó espontánea, poco precavida.

Se entregó.

Pero como candidata no tiene mayor peso.

No fue figura en el gobierno.

No lo ha sido en la gestión pública.

No se le pega el arrastre de su “padrino”.

Ni tiene la confianza de su lugartenienta.

Es una de las tantas caras que el elector tendrá en frente en la intimidad de las urnas el próximo 1.º de febrero.

Quienes la controlan no permiten que la prensa independiente le haga preguntas.

Que la indispongan, o, peor, la exhiban.

No tiene discernimiento. Carece de libertad de acción.

Como en un circo, la tienen enjaulada para shows. Los que le monten sus operadores propios y externos. No le queda más que cumplir el guión.

La blindarán en los “debates” en sus canales y medios perifoneros.

Su campaña despegó con un yerro mayor al querer usufructuar tradiciones religiosas de absoluto respeto.

Luego, la mandaron a denunciar un supuesto acto de espionaje en su contra. Ni siquiera tuvieron la precaución de preservar la principal evidencia, manoseada ante las cámaras y las redes. TikTok hizo fiesta.

Y la lanzaron a anunciar, estado de excepción (copy paste Bukele) ante la ola de inseguridad.

Heredan una brutal espiral de violencia y, como única respuesta, pretenden cercenar preciados derechos y libertades constitucionales.

Ante el flagelo que enfrenta el país, se requiere de respuestas inteligentes, integrales, de fondo, de políticas de Estado, no de ocurrencias lastimeras como esta, tan propias de este nefasto cuatrienio que toca a su fin.

Suspender garantías, ¿cómo? ¿Así tan fácil?…

El anuncio de suspender garantías constitucionales, pareciera el primer globo sonda del oficialismo, a falta de iniciativas de fondo en la campaña.

En décadas no se había escuchado semejante burrada.

En la campaña de 1985 un candidato presidencial naufragó cuando anunció que enviaría “tropas ticas” a Honduras.

Para hablar y comer pescado…

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