Se trata de bandas de jóvenes radicales lanzados a protestar en las calles de Sao Paulo y Río de Janeiro contra la celebración del Mundial de fútbol que arranca este jueves, dice un informe de El Mundo, Madrid. Se les denomina los black block brasileños. La mayoría son de clase media y sufren en sus carnes la precariedad de hospitales y escuelas públicas, que es de lo que más se quejan tanto ellos como los manifestantes pacíficos ante el excesivo coste del Mundial más caro de la historia, en el que se han gastado unos 100 millones de euros, muchos de los estadios aún muestran carencias y las infraestructuras están muy lejos de lo que prometió Lula cuando, en 2007, Brasil fue escogida como sede de este Mundial que hoy tiene un rechazo estimado del 42% de la población del país del fútbol, dice El Mundo.

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