“Aquí está colapsando una sociedad democrática, aquí están colapsando las instituciones y aquí estamos enfrentando el peligro de la consolidación de una dictadura dinástica”, advierte Carlos Fernando Chamorro Barrios, el periodista independiente más influyente de Nicaragua
Edgar Fonseca M., editor www.PuroPeriodismo.com
San José-La represión y la corrupción le generan una “combustión explosiva” al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua advierte Carlos Fernando Chamorro Barrios, el periodista independiente más influyente en dicho país.
“No tengo la menor duda de aquí se van a generar nuevas tensiones sociales. La represión y la corrupción son dos elementos que generan una combustión explosiva”, dice Chamorro Barrios en la segunda parte de una entrevista, vía Skype, el jueves 13 de octubre desde Managua, con Edgar Fonseca, editor de ww.PuroPeriodismo.com en San José.
“Aquí está colapsando una sociedad democrática, aquí están colapsando las instituciones y aquí estamos enfrentando el peligro de la consolidación de una dictadura dinástica”, sentenció Chamorro Barrios.
La entrevista la concedió en el marco de recientes denuncias públicas suyas de honda repercusión internacional en el sentido de que agentes del Ejército de Nicaragua y del Frente Sandinista espían al sitio Confidencial que dirige.
Chamorro Barrios retó a Ortega a suspender las elecciones del 6 de noviembre en que pretende reelegirse por tercera ocasión.
“Bastaría con que las elecciones del 6 de noviembre se suspendan y se reorganice el Consejo Supremo Electoral, se restablezcan los derechos de los nicaragüenses en materia democrática y se convoque a nuevas elecciones a futuro para desmantelar completamente esa ley. Esa ley se derrota en Managua, no en Washington. Es aquí donde se puede corregir”, dijo Chamorro Barrios, vehemente, al advertir del grave riesgo de sanciones económicas impulsadas desde Washington si el régimen no corrige su rumbo autoritario.
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La complicidad de los grandes empresarios
Chamorro Barrios vaticinó que el “gran capital” de Nicaragua corre el riesgo de convertirse en cómplice definitivo de la dictadura de Ortega sino le pone freno a su deriva autoritaria. Tienen la fuerza económica para hacerlo pero no la determinación política, denunció.
Criticó, también, la frívola reacción de Bayardo Arce, el gran consejero económico de Ortega, ante la amenaza de sanciones desde EE.UU. y dijo que Humberto Ortega, exjefe del ejército y hermano de Daniel Ortega, anda en busca de notoriedad perdida, en busca de que le vuelvan a tomar en cuenta desde la cúpula del poder.
-¿Cómo califica el papel del sector empresarial en cohonestar toda esta desestabilización, toda esta liquidación del aparato institucional?
-La justificación que esgrimen los grandes empresarios es que ellos están ocupados en el desarrollo de sus negocios y sus inversiones. Tienen una visión completamente pragmática y, al mismo tiempo, enarbolan e invocan los principios democráticos, pero son los principios democráticos que Ortega ha abolido. Entonces, no puede justificarse la clase empresarial diciendo: “nosotros estamos a favor del progreso económico y también de la democracia”. La democracia no es un valor para ser solamente invocado sino que tiene que ser practicado y que tiene que ser defendido. Hay graves problemas de corrupción en el país, el sector privado no los denuncia porque eso significaría entrar en conflicto con el gobierno. Ahora están preocupados porque, en la medida que se consolida la deriva autoritaria de Ortega y empiezan a generarse también reacciones internacionales, aislamiento y hasta sanciones al gobierno de Ortega, el sector empresarial se preocupa y dice: “bueno, el gobierno debería corregir este rumbo para resolver las cosas”, pero eso no es suficiente. Para corregir ese rumbo se necesita realmente una acción nacional de las distintas fuerzas políticas y, tarde o temprano, el sector empresarial tendrá que escoger una opción, es decir, si se convierten en cómplices de este régimen de manera definitiva, o si empieza a poner límites al autoritarismo. Creo que tienen la fuerza económica para poder hacerlo, pero no tienen la determinación política, patriótica, para realizarlo.
-¿Cuánto pesará la aprobación de la Nica Act en el Congreso y la eventual aprobación en el Senado de Estados Unidos?
-Hay mucha preocupación en el sector empresarial por la eventualidad de que esa iniciativa se convierta en ley porque ya está aprobada por el Congreso, pero no por el Senado. Los expertos en el congreso norteamericano tienen diferentes opiniones. Algunos dicen que esto no va a aprobarse antes de fin de año, pero que el próximo año puede resurgir. Si eso llegara a materializarse, significaría un desastre económico para Nicaragua, porque Estados Unidos tendría una especie de poder de veto en los organismos multilaterales, como el Banco Mundial y del BID, y el Fondo Monetarios, que aportan anualmente como 250 millones de dólares que son claves para financiar la inversión pública en Nicaragua. Como nicaragüense, como ciudadano, nosotros no estamos a favor de que impongan sanciones económicas contra Nicaragua. El culpable, el gran cabildero de este proyecto de ley no es la oposición nicaragüense, ha sido el propio Ortega. Ortega ha estado buscando como fabricar enemigos y, finalmente, se está consiguiendo estos elementos de presión en el congreso norteamericano. Esto es sumamente peligroso para Nicaragua en todos los sentidos. Es peligroso por las consecuencias económicas que puede tener y es peligroso también porque, al amparo de esta amenaza y de esta presión, este gobierno también apunta a descalificar a las voces críticas, disidentes de su proyecto autoritario y perfectamente se ve inclinado, como ya lo han empezado a hacer de manera solapada, a criminalizar la disidencia, a criminalizar la oposición, alegando que cualquier crítica al gobierno es estar vinculado con esas acciones que nacieron en el congreso norteamericano por la propia responsabilidad de Ortega y no de los ciudadanos nicaragüenses.
-Pero Bayardo Arce lo agarra con un humor ácido y dice “que no panda el cúnico”, que no se sobredimensione lo que está pasando. ¿Cómo interpretas usted la reacción del principal asesor económico de Daniel Ortega?
-Bayardo Arce es un hábil operador político, operador de negocios del gobierno. Su labor es mantener la calma al capital y al sector privado. Cuando Bayardo Arce dice eso, está hablando a las grandes figuras del sector privado, diciéndoles que no se preocupen, “que nosotros lo estamos manejando y está bajo control” y, también, criticó el análisis que hizo Funides, que es una institución, un centro de investigaciones asociado al sector privado. Bayardo Arce tuvo la desfachatez de decir que Funides debería de dedicarse a analizar cuál podría ser el impacto de un meteorito en Nicaragua, pero se olvidó decir que hace unos años aquí se inventó un supuesto meteorito, que cayó cerca de la fuerza área, y la señora Rosario Murillo dedicó gran cantidad de tiempo, del tiempo del aire público que usan, utilizando los medios de comunicación, para presentar el supuesto meteorito casi como una bendición de la naturaleza porque estaba colocando a Nicaragua en el mapa mundial de la ciencia y hasta del turismo… Cuando Arce habla del meteorito o la señora Murillo habla del meteorito, te da un poco la pauta de la frivolidad con que se maneja en Nicaragua el nivel del debate público. Evidentemente hay preocupación en el gobierno y están tratando de desviar la atención en otra dirección.
– Humberto Ortega dijo que, ni por asomo, se expone Nicaragua a una nueva dinastía, a una nueva dictadura. ¿Cómo entender esta reacción de quien fuera fundador y jefe del ejército de Nicaragua, en este entorno previo a las elecciones en tu país?
-Humberto Ortega es una figura que, de alguna manera, quedó descolocada en todo este juego de poder, desde el momento que él dejó de ser jefe del ejército y desde el momento que intentó también ejercer un rol de influencia en el entorno de Daniel Ortega. Humberto Ortega está buscando como “robar cámara”, buscando como acercarse al entorno íntimo de su hermano Daniel Ortega que lo maneja ese pequeño grupo, básicamente familiar con su esposa Rosario Murillo. No creo yo que las opiniones de Humberto Ortega tengan eco, tengan esa clase de relevancia en Nicaragua más allá de un intento de figuración personal, de alguien que está buscando como tener alguna incidencia política.
-¿Crees que se vaya, en algún momento, a un nivel de mayor conflictividad social, en las calles de enfrentamiento, o ese escenario no está visualizado dentro del análisis que hacen ustedes?
-Nadie en Nicaragua apuesta a una guerra o a recurrir a la violencia política como método de cambio. Sin embargo, es posible que se genere situaciones de conflictividad social. Hay muchos agravios, que van desde la violencia cotidiana hasta la depredación ambiental, hasta los abusos de poder, los abusos de la policía, actos de represión, que generan reacción de la población. No tengo la menor duda de que aquí se van a generar nuevas tensiones sociales, en parte asociadas en algunos casos a factores económicos y también a factores de la represión. La represión y la corrupción son dos elementos que generan una combustión explosiva. El punto es como los efectos de este tipo de problemas y la conflictividad que se va a generar no se salga de un cauce democrático, un cauce de lucha cívica. Desafortunadamente el régimen que está imperando en Nicaragua es un régimen autoritario, que no tiene planes de salir “por las buenas”, que sería por la vía de un sistema electoral creíble, transparente, libre y democrático para el país. Esos son los elementos de incertidumbre que hay a futuro en Nicaragua. No tengo la bola de vidrio para saber cómo se va configurar esa salida. Solo creo que, al menos desde mi perspectiva, como periodista, mi responsabilidad es trabajar todos los días por promover la transparencia pública, por promover una sociedad que esté mejor informada y por promover el debate público en un país donde lo que predomina es el monologo y el permanente cierre de espacios democráticos. Tenemos que tener optimismo de que Nicaragua va a encontrar esa salida a mediano plazo.
-¿Un mensaje final a la comunidad internacional?
-Aunque nos corresponde a los nicaragüenses resolver esta crisis nacional, es importante también el acompañamiento de la comunidad internacional, empezando por la prensa independiente, empezando por las organizaciones que velan y vigilan por los derechos humanos. Recientemente hablamos con el Relator de Libertad de Expresión de la OEA, Edison Lanza, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el acompañamiento es sumamente importante. Nicaragua ha asumido compromiso de convenios internacionales que están siendo violados de manera sistemática, y aunque la crisis de Nicaragua en comparación con los temas que se viven en otras partes de América Latina, a primera vista luce menos dramática, menos extrema, es importante entender y visualizar que aquí está colapsando una sociedad democrática, aquí están colapsando las instituciones y aquí estamos enfrentando el peligro de la consolidación de una dictadura dinástica y los nicaragüenses nos merecemos un mejor futuro”.