En la recta final: ¡don Luis Guillermo, ¿me escucha?!

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“Luis Guillermo Solís va a pasar a la historia como un gobernante que gobernó en un periodo difícil y que no le hizo daño a este país y esto ya es suficiente”. Constantino Urcuyo Fournier, analista y académico.

Edgar Fonseca M., editor www.PuroPeriodismo.com

En la recta final de su mandato, ¡don Luis Guillermo, sosiéguese y resígnese!

Así a la tica, en dos palabras, los consejos clave del politólogo, colega y analista, Constantino Urcuyo Fournier, al Presidente de la  República.

Cree que el severo juicio momentáneo de la opinión pública empieza a mostrarse benevolente con él. Que la gente piensa que no ha hecho nada extraordinario  pero que tampoco ha hecho mayor daño.

Y, como tal, estima Urcuyo, las opiniones en contra de la gestión del gobernante empiezan a contenerse.

Urcuyo Fournier, mide muy bien sus palabras. Evita calificativos estridentes.

Y aunque reserva un duro juicio sobre la administración y un gobernante sorprendidos con una inesperada llegada al poder, cree que les ha correspondido ejercer en un momento complejo del país.

Estima que el Presidente Solís debe esforzarse, en esta etapa final de su mandato, en “reinar”, más como Presidente y menos como Jefe de Gobierno.

“Seguir calmados, porque llegaron como chiquillos de colegio de secundaria en elecciones. Aquello era todo la “ruta de la alegría”; mucho histrionismo; mucha aparición pública. Hay que moderarse, ser más presidencial, más Presidente de la República y menos Jefe de Gobierno. Aparecer como tal, destacar el ambiente macroeconómico estable y empezar a evitar contradicciones internas en el último año de gobierno entre sus mismo ministro. Pparece que hay algunos que no le hacen caso, y eso es importante”, le recomienda Urcuyo al gobernante y a su equipo más cercano.

“Y yo diría que resignarse, resignarse que en el último año, mire yo estuve hace algunos años de consejero en la Casa Presidencial, y a mí me lo decía un amigo que ya había estado antes: “mira, este ultimo año esto realmente se transforma en la “casa de los sustos”, porque ya la gente no le llega a pedir nada al Presidente, dentro de unos mesecitos”. Y ocurrió así. Ya, a partir del mes de junio, usted no ve gente llegando a Casa Presidencial. Aquello estaba vació y solitario, porque van a los partidos. La gente va a pedir a los partidos decisiones x, y o z. Creo que el presidente debería sosegarse y reinar como Jefe de Estado y no como Presidente del Gobierno”.

No hubo manera de sacarle una nota  sobre el gobierno.

Dice que como docente su tarea más ingrata es calificar. “Me parece que la nota simplifica lo complejo de la realidad y la realidad de este gobierno es compleja. Es un gobierno que ha sido complejo, un gobierno en minoría parlamentaria, un gobierno sin experiencia en la labor ejecutiva. Yo tenía mis reservas al inicio, pensé que podían producir una crisis muy grande y no se ha producido”, enfatiza.

Tampoco quiso ubicarlo entre bueno, regular o malo.

Pero sí lo describió.  “Ha sido un gobierno débil, porque ha sido un gobierno sin mayoría parlamentaria, ni siquiera tiene la primera minoría. Además, un gobierno debilitado por las divisiones internas de su propio partido y debilitado por la ausencia de un plan estratégico al inicio de ese gobierno. Lo caracterizaría como un gobierno débil, y no por debilidad moral o espiritual, sino me parece que la debilidad viene de la debacle del sistema de partidos en este país que explotó, de un bipartidismo bastante rígido pasamos a un multipartidismo centrifugo, como le he llamado. Ese gobierno cae en medio de ese panorama, ese es su, llamémoslo así, su desgracia”, expresa.

Como logros mayores le reconoce, hasta el momento, la estabilidad macroeconómica del país y el frenazo a los casos de corrupción. Como mayor vacío la falta de una estrategia, de una hoja de ruta, cuando asumieron la administración.

El derrumbe de un capital…

-Enrumbándonos a esa etapa final de la administración Solís, ¿qué balance hace de esta gestión?

– Primero, que fue una gestión que se inicia con muy buenos auspicios. Gana la elección en la primera ronda con un 30%. Gana en segunda ronda con un millón y pico de votos, ciento y pico mil de votos, y llega con una gran legitimidad el primer gobierno del multipartidismo, porque ya había multipartidismo parlamentario desde el 2002, pero en este momento se inicia un período de multipartidismo a nivel del Ejecutivo. Había alegría. Era la consigna de la campaña del presidente Solís. Había muchas expectativas, altas expectativas y parecía que el presidente iba a gozar de un capital político importante. Lo que llama la atención es como en nueve, ocho meses se derrumba ese capital político y hemos tenido ya dos años donde el gobierno ha tenido una evaluación negativa en todas las encuestas de opinión que se han realizado. ¿Por qué esa evaluación negativa? Siento que fundamentalmente obedece a la circunstancia de que las expectativas eran muy altas. Se crearon expectativas de que se dejaba atrás una fase histórica, teñida de negatividad por la propaganda del partido triunfante y que se iba a inaugurar algo nuevo, y resulta que no se inauguró nada nuevo. Las cosas un poco siguieron como estaban. Hubo cambios, pero los cambios tardaron en llegar. Hubo cambio electoral, pero los cambios en la estructura del Estado, los cambios en la estructura de la vida política, no llegaron, y, además, es un gobierno que no tenía experiencia en el manejo y la gestión de la cosa pública y la cosa política. Cometieron muchos errores en esos dos años y eso le redunda en la perdida de apoyo en las encuestas y, en general, ante la opinión pública del país.

-Es evidente esa percepción que usted está señalando al cabo de ya tres años de desarrollo de la gestión del presidente Solís, pero si usted, a estas alturas pudiese resumir tres grandes logros de la gestión del presidente Solís, ¿cuáles serían esos tres?

-Veo un solo logro y es de la última fase de este gobierno, el último año, nueve meses y es que ha habido estabilidad macroeconómica. Se podría decir que eso no obedece a la gestión del gobierno, pero ocurre durante su gestión y está más que todo vinculado al bono petrolero, a los bajos intereses en la economía internacional y ha permitido navegar por una situación que pudo haber sido mucho más difícil, sobretodo el tema fiscal. Hay que reconocer en el tema fiscal, sí se tomaron decisiones adecuadas, por ejemplo en el aumento de la recaudación y la contención del gasto. Eso ha sido una parte positiva. Estos últimos meses, el país y la gente perciben que el gobierno no resultó como gobierno, pero no le ha causado un gran daño al país, y ahí estamos. La oposición tendrá en las elecciones el reto de demostrar que el gobierno ha sido negativo, y el gobierno está empezando a tratar de defenderse argumentando el tema de la estabilidad macroeconómica y de la reducción de la pobreza, pero la reducción de la pobreza es mínima. Un dos o tres por ciento en un año no puede juzgarse como un éxito extraordinario.

Empezaron dando “palos de ciego”

-A ese gran logro que usted ve, sobretodo en la estabilidad macroeconómica, si  pudiese resumir grandes vacíos, carencias de esta administración.

-Ausencia de estrategia básicamente. Empezaron dando “palos de ciego”, y que no me oigan los no videntes, porque no les gusta que uno diga la palabra ciego, pero es del idioma y se remite a literatura española la expresión. No tenían una hoja de ruta claramente diseñada para ir a donde querían, porque se sorprendieron. Todos nos sorprendimos con el resultado electoral. Pero creo que uno de los primeros sorprendidos fue el señor Presidente de la República, que debe de haber apostado inicialmente a quedar en una buena posición y sacar un buen score electoral, pero jamás a ganar las elecciones. Entonces, primero, había inexperiencia en cuanto al manejo de la cosa pública. Él en lo personal no la tenía, había estado únicamente en un puesto en la Dirección General del Servicio Exterior. La gente que llega venía de las universidades, 38% del gabinete tenía como antecedentes dar clases en las universidades nada más. No tenían experiencia en el manejo de la cosa pública y eso produjo desorden, muchas salidas. La más típica y clara fue la salida de don Melvin Jiménez, que sufrió una agonía de 10 meses y cometió muchos errores y le trajo toda una serie de capital político negativo al gobierno, y de ahí vinieron varias renuncias, contradicciones en el mismo actuar del Presidente de la República, cosa que si usted ya los observa el día de hoy, se da cuenta que ya hay más unidad, hay más homogeneidad en la tarea gubernamental, hay menos contradicciones. Están pensando más la comunicación, ha habido un cambio, pero la curva de aprendizaje fue muy larga, dos años y medio de aprendizaje.

-Los calificativos sobre el presidente lo ponen en los niveles más bajos en comparación con otros mandatarios de la región, incluso por debajo de un Daniel Ortega, que podría sorprender a no pocos. ¿Por qué tan severo ese juzgamiento, a estas alturas, por parte de la opinión pública?

-Creo que cada vez es menos severo, porque cada vez la ilusión que generó se diluye y la gente entra en la apreciación realista de la circunstancia, y es darse cuenta, bueno ´diay, es un político como los otros´. Ahí entra en la categorización negativa de los políticos. Él hizo una promesa de cambio difusa. Ese es el problema. Tan general que todo el mundo pensó que iba a cambiar todo y realmente ha cambiado muy poco. Entonces la decepción fue grande. Diría que al cabo de los dos años estaba muy abajo. Hoy día uno ve un cierto mantenimiento. Ni siquiera repunta en las encuestas de opinión, pero un mantenimiento en cuanto al juzgamiento. No es tan severo, en el sentido que percibo un poco de las encuestas y lo que veo en la opinión pública; la gente puede ser muy severa con un gobierno que le ha hecho daño, inflación aumentada, grandes errores o casos de corrupción, por ejemplo. Es un gobierno que no ha tenido grandes casos de corrupción a este momento, a un año de las elecciones, no ha habido denuncias en ese sentido. Entonces la gente, un poco, como que está matizando más el juicio sobre el gobierno sin hacer un juicio positivo todavía, pero ha parado la caída. Ahí estamos hoy día.

Hay un beneficio de la duda, y entramos a los 16 meses finales de la administración, ¿en qué podría consistir ese beneficio de la duda en este plazo que queda?

-En el fondo la gente siempre juzga por resultados que pueden ser únicamente percepciones construidas, pero el gobierno tiene el reto de demostrar en estos 16 meses que ha hecho algo, más allá de reducir la pobreza dos puntitos, y más allá de la estabilidad macroeconómica, y, el problema en relación con este último punto, es que el Ministro de Hacienda, responsablemente, pienso, ha dicho que el 2017 va a ser un año muy duro. ¿Y por qué va ser duro? Porque va a persistir el déficit fiscal, porque el petróleo está subiendo, porque los intereses van a subir. Al subir los intereses se va a agravar el déficit fiscal, el gobierno va a tener que salir a buscar plata adentro del país. Eso va a hacer que suban los intereses. La situación no está como para que se limpie la imagen del gobierno enteramente. El gobierno hará el esfuerzo por clamar los dos puntos de la pobreza, de la estabilidad macroeconómica, tratará de insistir en la reforma fiscal, pero no creo que en la reforma fiscal los partidos vayan a estar de acuerdo en año electoral.

“Sosegarse y resignarse”

Desde el ámbito de la consejería política, para un gobernante, si a usted se le pidiese, ¿en qué debería concentrar esfuerzos el gobierno en esta etapa final?

-Yo para dar ese consejo usualmente cobro (se ríe), como consultor político, pero se los voy a dar de gratis. Me parece que don Luis Guillermo, si en algún momento ve esta entrevista, creo que tendrían que seguir calmados, porque llegaron como chiquillos de colegio de secundaria en elecciones, aquello era todo la ruta de la alegría, mucho histrionismo, mucha aparición pública. Hay que moderarse, ser más presidencial, ser más Presidente de la República y menos Jefe de Gobierno. Aparecer como tal. Destacar el ambiente macroeconómico estable y empezar a evitar contradicciones internas en el último año de gobierno entre sus mismo ministros. Parece que hay algunos que no le hacen caso, y eso es importante. Y diría que resignarse, resignarse que en el último año, mire yo estuve hace algunos años de consejero en la Casa Presidencial, y a mí me lo decía un amigo que ya había estado antes, me decía “mira, este ultimo año esto realmente se transforma en la “casa de los sustos”, porque ya la gente no le llega a pedir nada al presidente, a partir dentro de unos mesecitos”, y ocurrió así. A partir del mes de junio usted no ve a gente llegando a Casa Presidencial. Aquello estaba vació y solitario, porque van a los partidos. La gente va a pedir a los partidos decisiones x, y o z. Creo que el presidente debería sosegarse y reinar como Jefe de Estado y no como Presidente del Gobierno.

¿Y cómo lo calificaría?

 ¿Qué sabor le deja a estas alturas la gestión?

-No me deja un mal sabor, digamos un sabor amargo. Diría que es un gobierno muy pasivo. No ha tenido grandes realizaciones, pero no ha hecho grandes daños y eso me recuerda siempre a una lectura del filósofo español, Fernando Savater, que decía que lo que los ciudadanos le tenemos que pedir a los políticos es que no hagan daño porque la felicidad de nosotros la buscamos nosotros. Los gobiernos deben impedir que se produzca la infelicidad, pero apostarle a la política para lograr la felicidad es una mala apuesta. Hay que trabajar. Hay que seguir dando clases. Seguir haciendo PuroPeriodismo. Valerse uno por uno mismo y no esperar que el gobierno nos dé el pan y el maná del cielo.

Siendo usted profesor, acostumbrado a calificar comportamientos y resultados, ¿se ha planteado en algún momento una calificación para este gobierno?

-La parte más ingrata de la labor como docente es calificar, porque no creo que esa sea mi tarea. Mi tarea siempre ha sido motivar, lograr que se pregunten que se interroguen, que investiguen, que puedan volar con sus propias alas. No me gusta calificar, tengo que calificar porque si no me echan de la universidad. Le acabo de enseñar a usted los exámenes que estoy calificando, pero a mí lo que me interesa es que los estudiantes aprendan a valerse por sí mismos. Siempre que ustedes los periodistas me preguntan cómo lo califico, prefiero describirlo, analizarlo, antes de ponerle una nota porque me parece que la nota simplifica lo complejo de la realidad y la realidad de este gobierno es compleja. Es un gobierno que ha sido complejo. Un gobierno en minoría parlamentaria. Un gobierno sin experiencia en la labor ejecutiva. Yo tenía mis reservas al inicio. Pensé que podían producir una crisis muy grande y no se ha producido. Creo que el presidente ha sabido ejercer una cierta contención en cuanto a sus ansias. Sé que, conociéndolo personalmente, era mi colega en la Escuela de Ciencias Políticas, él hubiera querido hacer cosas grandes y siendo historiador, hubiera querido pasar a la historia como don Cleto (González Víquez) o don Ricardo (Jiménez Oreamuno), pero eso no va a ser el caso. No va a pasar como con don Cleto o don Ricardo o como don Pepe o el Dr. Calderón Guardia, pero creo que va a pasar a la historia como un gobernante que gobernó en un periodo difícil del país y que no le hizo daño  y esto ya es suficiente.

Sin pedirle una calificación numérica, ni mucho menos porque  le entiendo esa simplificación que usted anota, pero si se ha puesto a describir en algún momento la marcha de la administración desde el punto de vista de “buena, regular, mala…”.

-Yo le pondría débil. Ha sido un gobierno débil, porque ha sido un gobierno sin mayoría parlamentaria, ni siquiera tiene la primera minoría. Además, un gobierno debilitado por las divisiones internas de su propio partido y debilitado por la ausencia de un plan estratégico al inicio de ese gobierno. Lo caracterizaría como un gobierno débil, y no por debilidad moral o espiritual, sino, me parece, que la debilidad viene de la debacle del sistema de partidos en este país que explotó; de un bipartidismo bastante rígido pasamos a un multipartidismo centrifugo, le he llamado yo. Ese gobierno cae en medio de ese panorama. Ese es su, llamémoslo así, su desgracia”.

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