Rafael Solís, el magistrado clave de Daniel Ortega, es tildado de traidor

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Edgar Fonseca, editor

El magistrado Rafael Solís Cerda, quien fuera el mayor operador político-judicial de Daniel Ortega en la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua en las últimas dos décadas, renunció, denunció un estado de terror y dictadura y desató un terremoto político.

Solís denunció el estado de terror y de dictadura en su país tras la rebelión ciudadana contra el régimen que ha dejado, desde el 18 de abril anterior, al menos 325 muertos y 500 presos políticos.

Representantes del sandinismo ya lo tildan de traidor, destacó ayer domingo el diario La Prensa de Managua.

Solís ingresó a Costa Rica el lunes 7 de enero, de previo a anunciar su renuncia, y no ha salido del país, confirmó en el fin de semana la Dirección General de Migración.

El jurista y exasesor del Congreso de Estados Unidos, Jason Poblete, estima que  Solís, no se escapa a las sanciones estadounidenses, pese a que renunció al cargo judicial y a su militancia en el partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), informó La Prensa. 

Poblete aseguró que Solís sigue siendo candidato de sanciones, igual que todos los funcionarios del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, por medio de legislaciones estadounidenses, como la recién aprobada Nica Act y la Ley Global Magnitsky (Glomag), entre otras herramientas que se utilizan contra violadores de derechos humanos y corruptos.

La renuncia de  Solís  es calificada de traición por los funcionarios que apoyan al régimen de Ortega, a la par de otras descalificaciones en las redes sociales, informó ayer el diario La Prensa de Managua.

“Es un traidor”, fue lo único que dijo el diputado sandinista Jacinto Suárez, al ser consultado por dicho diario  vía telefónica sobre la renuncia de Solís. Luego colgó el teléfono.

En 2012, el diario La Prensa describió a Solís como “el hombre que maneja los hilos de la justicia en Nicaragua”.

El padrino de la justicia

A inicios de los años  setenta—-narra dicho diario–un joven estudiante de Derecho en la UCA y huérfano de padre, Rafael Enrique Solís Cerda, se involucraba en la lucha para derrocar a la dictadura de Somoza, a través de un movimiento cristiano estudiantil. Se llama Rafael por sus padres Rafaela Cerda y Rafael Solís Bermúdez, y Enrique por su abuelo materno, el abogado antisomocista Enrique Cerda.

“Hoy, casi 40 años después, tiene 12 años de ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), es la mano derecha del presidente de la República en temas jurídicos y cuando de pactar con la oposición se trata, y además está a punto de ser reelecto magistrado para un período más y alcanzar uno de sus sueños: ser presidente de la Corte.

Pero no solo eso. También es el hombre que maneja los hilos de la justicia en Nicaragua… “En el poder judicial él ha sido la figura principal (de los sandinistas)”, dice la disidente sandinista Mónica Baltodano.

No una vez se le ha señalado a Solís de tráfico de influencia, de ejercer control sobre los jueces de todo el país. Cuando tiene problemas algún funcionario del poder judicial, desde el más grande hasta el más chico, desfila por el despacho del “doctor Solís”, a como lo llaman con cariño, para arreglar el asunto. Las escenas que se producen en el despacho de Solís bien pueden ser comparadas con las de la película El Padrino, de Francis Ford Coppola, y en la que Marlon Brando, actuando como Don Vito Corleone, recibía a todas las personas que le llegaban a pedir favores, relata La Prensa.

Ver diario La Prensa, Managua