Edgar Fonseca, editor
La otra gran noticia de la semana, aparte del recrudecimiento de la pandemia, que llevó este viernes a congelar cualquier retorno a la “normalidad”, saltó desde las entrañas del Poder Judicial.
La gravísima denuncia de la fiscala general, Emilia Navas, sobre la idoneidad de la Sala III, una instancia neurálgica en el aparato de justicia.
Enfrentada a una audiencia relacionada con el sensible caso UPAD, la fiscala acabó recusando desde el presidente al resto de los integrantes de la sala, de quienes cree, deben aparte del conocimiento de dicha causa.
Nunca en sus 33 años de trayectoria judicial, denunció Navas, había enfrentado un momento como este, en que catalogó de “falta de seriedad” el trámite de una audiencia por parte de dicha sala.
“¿Cuando la Sala III, por lo menos en mis 33 años de trabajar en el Ministerio Público, ha permitido que un tribunal de la República diga ‘no, lo que yo quise decir fue…‘, ‘no, lo que tienen que entender por haber rechazado la actividad procesal defectuosa ad portas, es esto’. ¡Esto es una falta de seriedad! y, en este caso, aunque para el Ministerio Público todos las casos y víctimas son importantes, en este caso no lo voy a permitir”, enfatizó Navas, tal reseña La Nación.
“Al Ministerio Público le interesa que esta investigación se realice en todas sus etapas del proceso y en todos sus detalles con claridad”, afirmó.
“Para el Ministerio Público, la Sala III perdió competencia para continuar con esta audiencia”, sentenció Navas, en una de las manifestaciones más graves, de la que el país tenga cuenta, surgidas desde el propio corazón de dicho poder.
“No voy a asumir ningún riesgo en el sentido de que la Sala III corrija lo que hizo al principio, explique que se trató de un error, que desde el principio no fue fundamentado, para luego retomar las actividades procesales defectuosas y que, en un futuro, en próximas etapas del proceso de investigación, se aproveche esta situación para traerse abajo el caso”, añadió la fiscala.
“Mi intención –advirtió– como Ministerio Público es comprobar que ya la Sala III perdió competencia; se estaba presentando un recurso de apelación, se estaba fundamentando y enmendar constituye un terreno fértil en este proceso de investigación para alegatos en el futuro y que vengan las nulidades”.
¿Qué pasa en la Corte Suprema de Justicia?
¿Qué pasa en esa sala, quizá la de mayor trascendencia para la aplicación final de justicia?
Una sala que tiene en sus manos, nada menos, que la suerte de lo casos de los jerarcas de los supremos poderes que le lleguen.
¿Por qué se llega a un momento límite, como lo desnuda la fiscala, sin que nadie, por lo visto, esté enterado en ese poder de la idoneidad de los más altos jueces?
No solo el trámite del caso UPAD queda al vaivén de este torbellino que levantó la denuncia de la fiscala.
Todo otro caso, por mínimo que sea, como ella misma lo advierte, queda sujeto de ser cuestionado y de correr el riesgo de nulidades absolutas.
Por eso es de tan profundas implicaciones su denuncia.
Amerita una respuesta inmediata y convincente de quien corresponda.