Cuba: “el nuevo delator en jefe”

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Edgar Fonseca, editor/Foto 14ymedio.com, La Habana

El exespía Gerardo Hernández, líder de la célula Red Avispa que se infiltró en organizaciones del exilio cubano en el sur de Florida en los años 90, fue nombrado coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), destaca el sitio independiente 14medio.com de La Habana.

Hernández, de 55 años, ocupaba el cargo de vicecoordinador nacional de los CDR, órganos populares a los que Fidel Castro llamaba “los ojos y oídos de la Revolución”, con representación en cada barrio de Cuba y la más numerosa de las “organizaciones de masas” reconocidas por el régimen de la Isla.

Hernández, junto a Ramón Labañino, Fernando González, René González y Antonio Guerrero fueron los cinco espías arrestados en septiembre de 1998 y posteriormente condenados por la justicia estadounidense bajo los cargos de conspiración para cometer espionaje y asesinato, actuar como agente de un gobierno extranjero y otras actividades ilegales, agrega el sitio.

Nombrados por el discurso oficial cubano como “los cinco héroes”, mientras que en el sur de la Florida eran llamados por varios medios “Miami Five”, se convirtieron en centro de una batalla encabezada por Fidel Castro que se prolongó tres lustros, hasta que dos de ellos cumplieron sus condenas y los otros tres fueron indultados en 2014 por la Administración de Obama dentro de las negociaciones del “deshielo”. 

CDR: la pandemia les da un respiro

Hernández llega a la cabeza de la organización de barrio en uno de los peores momentos de los CDR. El paso de los años, los problemas sociales y el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de las familias cubanas han acelerado la pérdida de importancia de la entidad nacida para la vigilancia y el control de las comunidades. La mayoría de sus miembros solo funcionan como cederistas formales pero sin realizar ninguna labor en la organización, consigna 14ymedio.

Las llamadas “guardias cederistas”, las donaciones masivas de sangre, los actos de reivindicación política a nivel de barrio y las llamadas verificaciones que aseguraban o comprometían el aval para obtener un empleo o una plaza universitaria cada vez son más cosa del pasado en los CDR, una organización con más de ocho millones de afiliados en un país de 11 millones de habitantes, y que al decir de sus críticos no ha logrado reinventarse.

No obstante –según el referido medio– con la llegada de la pandemia a Cuba, los CDR han ganado nuevos poderes como el de emitir las cartas de recomendación que exigen a las personas necesitadas de la tarjeta de compra para acceder a los productos que se venden en un municipio. Los presidentes de los Comités están entre los facultados para validar a estos ciudadanos que no cuentan en su carné de identidad con la dirección donde realmente viven.

Ver: 14ymedio.com, La Habana