La candidata, sus economistas y los diputados…

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Edgar Fonseca, editor/Foto Twitter Lineth Saborío

“Mi posición es que estoy de acuerdo en que el proyecto debe continuar su curso, debe aprobarse, y debe enviarse un mensaje positivo a nivel internacional de que estamos avanzando en la dirección correcta”.

Con estas palabras la candidata presidencial PUSC, Lineth Saborío, aclaró, finalmente, al país cuál es su parecer sobre el destino del proyecto de Ley Marco de Empleo Público.

Acorde con un manifiesto de un grupo de economistas afines, la aspirante ratificó su respaldo al proyecto recién aprobado, de nuevo, por la Asamblea legislativa, con una mayoría de 36 votos.

Pero la claridad de su apoyo se vio nublada por la repentina, ¿?, decisión de un grupo de diputados de su partido de interponer una consulta ante la Sala IV mediante la cual pretenden que declare la inconstitucionalidad del proyecto, al alegar que no debió darse en periodo electoral.

Basaron su gestión en el argumento del candidato del Frente Amplio rechazado por Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa, lo que permitió el trámite de aprobación en primer debate.

“Es una decisión de los señores diputados”, respondió la aspirante cuestionada por la acción de los legisladores.

Las señales son al menos confusas, incoherentes, contradictorias, entre lo que ella esgrime, lo que proclaman sus expertos y la evidente actitud de torpedeo al proyecto, clave para el acuerdo con el FMI, en que incurren sus legisladores.

“Nosotros coordinamos. Una cosa es coordinar y otra que todos tengan el mismo criterio sobre todos los diferentes asuntos que se tratan en la Asamblea Legislativa”, remachó Saborío para tratar de saldar el diferendo con los diputados disidentes.

Aquí, ante un tema legislativo crucial, dejó en el aire, en suspenso, cuál va a ser la posición final del partido.

La deja en el aire y en suspenso, porque, mientras discurren los insondables trámites constitucionales activados, es palpable para la opinión pública que un partido que pelea por recuperar el poder y cuyos líderes son conscientes y dan fe de hacer avanzar –a pesar de sus observaciones–, un urgente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la suerte del consenso político requerido queda a expensas del impredecible comportamiento de sus legisladores.