“Todo el mundo puede hacer lo que quiera con sus fotos, salvo si eres fotoperiodista”, dice Javier Bauluz, premio Pulitzer en 1995. “Si eres periodista no puedes mentir, ni engañar, ni manipular, ni poner o quitar cosas en las fotos. Es simple. No somos coreógrafos, ni artistas. Se supone que contamos la realidad. Si perdemos la credibilidad lo perdemos todo”, añade Bauluz en una crónica del diario El Mundo de Madrid que aborda recientes cuestionamientos a alegadas alteraciones, vía PhotoShop, de famosas imágenes del laureado fotoperiodista Steve McCurry.
Dice la crónica del periodista Alberto Rojas de El Mundo: “Parecen detalles insignificantes. Un niño suprimido por aquí, un brazo sin dueño por allá, una señal de tráfico que estorba o una ventana sobre una pared que merece ser borrada. Si habláramos de fotografía artística o publicitaria, nada que objetar. Pero si nos movemos en el campo de la fotografía documental, en el que el fotoperiodista Steve McCurry es una auténtica leyenda, constituye, como mínimo, un escándalo”.
“El autor de La niña afgana, una de las fotografías más icónicas de la Historia, ha incurrido en algo que muchos colegas consideran un fraude: introducir o eliminar elementos en una imagen con herramientas de Photoshop como la clonación o el burdo corta-pega, una práctica prohibida por agencias, publicaciones y premios relacionados con el fotoperiodismo”, añade El Mundo.
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