En Nicaragua se cerraron todas las puertas de la democracia, la represión es cada vez mayor, denuncia escritor Sergio Ramírez bajo amenaza de cárcel

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Edgar Fonseca, editor/Foto Getty Images, BBC Mundo

«Todos los cargos son risibles». Así reacciona el escritor nicaragüense Sergio Ramírez ante la orden de detención que el gobierno de Daniel Ortega emitió en su contra, destaca un informe de la cadena BBC Mundo.

El miércoles, la fiscalía de Nicaragua acusó a Ramírez de «lavado de dinero, bienes y activos; menoscabo a la integridad nacional, y provocación, proposición y conspiración».

«En Nicaragua se cerraron todas las puertas de la democracia, que la represión es cada vez mayor, que las elecciones de noviembre no son tales, que no habrá elecciones y que la gran responsabilidad del mundo, de los gobiernos, es si van a reconocer o no a Daniel Ortega como presidente electo de Nicaragua», dice Ramirez en una amplia entrevista que concedió a dicha cadena.

La acusación contra Ramírez surge casi tres meses después de que la fiscalía lo citara para entrevistarlo sobre el supuesto caso de «lavado de dinero» contra la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, una ONG que brindaba apoyo técnico al periodismo y que era dirigida por Cristiana Chamorro, precandidata presidencial que hoy está arrestada.

En entrevista con BBC Mundo desde el exilio, Ramírez cuenta cómo recibió la noticia de la orden en su contra, y cómo es tener que volver a vivir fuera de su país, como le ocurrió durante el régimen de Anastasio Somoza.

Ramírez ganó el premio Alfaguara de Novela en 1998, el premio Iberoamericano de Letras «José Donoso» en 2011, y el Premio Cervantes 2017.

Fue mano derecha de Ortega, hoy lo califica de liderar una «dictadura» como la de Somoza.

«En Nicaragua se cerraron todas las puertas de la democracia«, dice el escritor.

Y aunque asegura que no planea volver a la política, Ramírez dice con firmeza que sí continuará levantando la voz.


¿Cómo estás en este momento?

Bueno, es un momento muy difícil. Tú sabes que todo desarraigo es complicado.

Cuando salí de Nicaragua en junio, creí que salía por el momento, mientras se aclaraban los nublados del día.

Ahora sé que no puedo regresar y entonces eso es algo que en términos mentales hay que saber asumirlo.

Yo ya he estado en el exilio mucho tiempo otra vez, también bajo una acusación similar, de la dictadura de Somoza, por delitos muy parecidos, pero había de por medio una lucha, que era una lucha armada y dependía del triunfo de esa lucha armada que todos los exiliados regresáramos.

Hoy no. Hoy es otro tipo de situación. En Nicaragua no hay lucha armada ni esperamos que la haya y por lo tanto el exilio se vuelve algo indefinido. Muy indefinido.

Especial PuroPeriodismo: BBC Mundo