Chaves llama a la unidad hemisférica en una cumbre infartada por la división

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Edgar Fonseca, editor/Foto Julieth Méndez, Casa Presidencial

El presidente Rodrigo Chaves abogó ayer por la unidad del hemisferio ante los desafíos económicos, sociales e institucionales al cierre de la IX Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles, California, marcada por un contexto regional de boicot de México, que estuvo ausente, y crítico, entre otros de Argentina y Chile, presentes.

“Es el momento de encontrar respuestas comunes a los retos que enfrentamos en cada una de nuestras sociedades, es el momento de sumar voluntades, sumar acciones y devolverle la la ilusión  los habitantes de nuestro continente”, dijo Chaves en su debut en cumbres presidenciales hemisféricas.

“Este es el momento decisivo para tomar acción. Es el momento para reencontrar los valores compartidos que nos permitan construir una América prospera”, resaltó el gobernante.

“La paz, la democracia y la prosperidad del continente, dependen de que logremos abordar, de manera colectiva, los desafíos y amenazas comunes al bienestar de nuestros pueblos”, insistió ante sus colegas, encabezados por el anfitrión, presidente Joe Biden, que luchó contra viento y marea para dejar la impresión del consenso en el encuentro.

La notoria ausencia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en protesta porque no fueron invitados los mandatarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua, sumada a la ausencia de los gobernantes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, más del de Uruguay, por covid-19, fue parte del contexto en que se desarrolló la cita continental de presidentes.

En ese entorno, Casa Presidencial resaltó el mensaje de Chaves sobre la necesidad de que todas las naciones de la región trabajen como bloque para lograr el desarrollo en conjunto de una América indivisible, que despunte hacia un futuro sin distinciones de norte y sur, o de territorios continentales e islas. 

“Los retos y problemáticas de las que hablamos en esta cumbre están intimamente ligados. Si nos aliamos para impulsar los cambios estructurales necesarios que impulsen estás nuevas inversiones, generaremos los empleos, las oportunidades y, sobre todo, la capacidad de nuestros pueblos para construir un futuro que agradezcan nuestros hijos”, puntualizó.


Mucha controversia y escasos resultados

La IX Cumbre de las Américas culminó ayer viernes con declamados deseos de unidad, pero con mucha controversia y escasos resultados, entre los que sobresale un acuerdo de migración con el que Estados Unidos se compromete a recibir 20.000 refugiados de América Latina y suministra 314 millones de dólares para países que alberguen migrantes, destaca un análisis de Clarín, Buenos Aires

Estados Unidos buscó durante toda la reunión llevar un mensaje de unión continental, tras la polémica y el boicot de varios países por la ausencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que no fueron invitados por Washington por considerar que están gobernados por dictaduras, agrega Clarín.

Pero las divisiones –resalta– igual asomaron enseguida porque algunos países, con la voz de Argentina a la cabeza, denunciaron en Los Angeles la exclusión y atacaron políticas de la Casa Blanca como el embargo a Cuba y Venezuela. Mientras tanto, aliados de EE.UU. como Colombia denunciaron las “dictaduras” cubana, nicaragüense y venezolana.

Especial PuroPeriodismo: Clarín, Buenos Aires

Más allá de las diferencias expresadas en los discursos, hubo algunos avances, sobre todo en el tema migratorio, que le interesa mucho al gobierno de Joe Biden porque miles de personas se filtran por día sin documentos a través de la frontera con México y piden asilo. La estrategia de Estados Unidos como principal país receptor de migrantes del continente, es repartir la responsabilidad de este tema entre la región estimulando a que otros países también albergaran refugiados, consigna el diario argentino.

Representantes de 20 países (de los 32 presentes en la Cumbre) firmaron el último día la Declaración de los Angeles sobre Migración y Protección, por la que Estados Unidos se compromete a recibir a 20.000 refugiados de América Latina en 2023 y 2024 (el triple de lo que venía haciendo), y a desembolsar 314 millones de dólares en ayuda para migrantes en la región, mientras que México duplicará los permisos de trabajo fronterizos.