PuroPeriodismo/Foto The Sun, Londres
Gran admiradora de la primera ministra conservadora Margaret Thatcher, cuyas políticas ultraliberales quiere emular, Liz Truss la sucederá ahora como tercera mujer a las riendas del gobierno británico, destaca El Mercurio de Santiago de Chile.
Cuando Liz Truss se dirija a la nación por primera vez como primera ministra el martes por la tarde, es posible que se vea obligada a hacerlo desde el refugio de un gran camarote de Downing Street en lugar del atril tradicional en el exterior, advierte el sitio The Guardian de Londres.
Liz Truss triunfa, pero ya se le está acabando el tiempo, titula este medio sobre su designación y añade: Pero las nubes de tormenta que se pronostica que se acumularán en el centro de Londres no se limitan al clima, ya que la nuevo primer ministra enfrenta una tormenta económica a medida que la inflación vertiginosa y las facturas de energía infligen dolor a millones de familias y empresas.
De mano dura
Como Thatcher, apodada la “Dama de hierro” por la mano dura con que gobernó de 1979 a 1990, Truss, de 47 años, representa al ala más derechista del Partido Conservador.”Creo en un futuro más brillante y mejor para Gran Bretaña. Tengo un plan audaz que hará crecer nuestra economía y generará salarios más altos, más seguridad para las familias y servicios públicos de categoría mundial”, afirmó en el cierre de la votación con la que menos de 200.000 afiliados del Partido Conservador la designaron como nueva jefa de gobierno, agrega El Mercurio.
“Lo haré mediante la reducción de impuestos, impulsando las reformas y eliminando los trámites burocráticos que están frenando a las empresas”, subrayó.
Durante casi un año fue ministra de Relaciones Exteriores y, como Thatcher, se mostró firme frente a la Unión Europea, determinada a modificar unilateralmente el acuerdo post Brexit.También plantó cara al régimen de Beijing por sus violaciones de los derechos humanos y a la Rusia de Vladimir Putin, según El Mercurio.
Llegó a imitar a Thatcher posando con un gorro de piel ruso en la Plaza Roja en febrero, durante un viaje a Moscú para intentar disuadir al presidente ruso de invadir Ucrania.
Especial PuroPeriodismo: El Mercurio, Santiago de Chile