Edgar Fonseca, editor
La mitad de los gobiernos democráticos del mundo están en declive mientras que los regímenes autoritarios profundizan su represión, destaca el más reciente informe El Estado Global de la Democracia 2022 del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, IDEA Internacional, basado en Estocolmo, Suecia, dedicado a la promoción de valores democráticos.
El número de países en retroceso —aquellos con la erosión democrática más severa— está en auge e incluye democracias tan establecidas como la de los Estados Unidos, que aún enfrenta problemas de polarización política, disfunción institucional y amenazas a las libertades civiles, ratifica el análisis.
A nivel mundial, alertan, el número de países que avanzan hacia el autoritarismo es más del doble del número de países que avanzan hacia la democracia.
El secretario general de IDEA Internacional es el costarricense, Kevin Casas Zamora, exvicepresidente durante la administración Arias (2006-2010).
Latinoamérica y el Caribe estancados en nivel medio de democracia
De Latinoamérica y El Caribe, el informe sostiene que la mayoría de las democracias de la región están estancadas en un nivel de desempeño medio. Trece democracias (Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana, y Trinidad y Tobago) presentan un desempeño medio, y otras cuatro (El Salvador, Guatemala, Jamaica y Paraguay) tienen un bajo desempeño. Uruguay es la única democracia de la región que exhibe un desempeño alto.
Las autocracias y los regímenes híbridos de la región se han afianzado, advierte.
- Pese a la pandemia, el número de democracias no ha variado en América Latina y el Caribe en los últimos dos años. La mayoría de las democracias de la región han desplegado una gran resiliencia frente a los efectos disruptivos de la pandemia. Prácticamente todos los procesos electorales programados se celebraron en las fechas previstas —y se garantizó la integridad de dichos procesos—, o los comicios fueron aplazados legalmente. Sumado a ello, en la mayoría de las democracias los parlamentos, los poderes judiciales y los medios de comunicación lograron adaptarse y seguir ejerciendo sus funciones de control, aun en medio de amplias restricciones.
- La pandemia ha afectado negativamente algunos aspectos de la democracia. La libertad de movimiento, la libertad de expresión y la seguridad e integridad personales resultaron particularmente afectadas. Por su parte, la reducción de los controles de la administración pública que se produjo para que fuese posible hacer frente a la pandemia de manera expedita fue aprovechada para cometer actos de corrupción que afectaron la compra de material sanitario y la adquisición y la aplicación de vacunas.
- A pesar de la resiliencia mostrada durante la pandemia, la calidad de la democracia continúa deteriorándose en la región. Las democracias de Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Uruguay se han erosionado. Brasil, además, registra el mayor número de atributos en declive del mundo y desde 2016 está transitando un proceso de retroceso democrático. En El Salvador varios aspectos de la democracia han registrado declives en los últimos cinco años, y durante los primeros meses de 2021 la Sala de lo Constitucional y algunos medios de comunicación de ese país sufrieron graves ataques cometidos por el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa, que es controlada por el oficialismo.
- La mayoría de las democracias de la región están estancadas en un nivel de desempeño medio. Trece democracias (Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana, y Trinidad y Tobago) presentan un desempeño medio, y otras cuatro (El Salvador, Guatemala, Jamaica y Paraguay) tienen un bajo desempeño. Uruguay es la única democracia de la región que exhibe un desempeño alto.
- Las autocracias y los regímenes híbridos de la región se han afianzado. Desde el año 2007 la región ha sufrido cuatro rupturas democráticas. Dos de esas rupturas han dado lugar a regímenes híbridos (Haití y Honduras) y las otras dos han conducido al establecimiento de autocracias (Nicaragua y Venezuela). Cuba es el único país de la región que hasta la fecha no ha realizado una transición hacia la democracia y sigue siendo un régimen autoritario.
- Ecuador y República Dominicana destacan por los significativos avances de la calidad de sus democracias. Ambos países registraron mejoras de diversos indicadores, especialmente en materia de libertades civiles e independencia judicial. Tanto Ecuador como República Dominicana demuestran que la democracia en la región no solo es resiliente, sino que además tiene el potencial necesario para continuar perfeccionándose.
- Los ataques a los organismos electorales se han tornado más frecuentes en los regímenes democráticos de la región. Ese tipo de ataques, realizados tanto por partidos políticos de la oposición como por partidos políticos oficialistas y jefes de gobierno, se han registrado en Brasil, El Salvador, México y Perú. Se trata de prácticas que amenazan la integridad de los procesos electorales, debilitan el Estado de derecho y alimentan la crisis de legitimidad de las instituciones democráticas y de control.
Socavamiento de resultados electorales creíbles, restricciones a las libertades
En el ámbito global, el informe enfatiza que el declive de la democracia global incluye el socavamiento de resultados electorales creíbles, restricciones a las libertades y derechos en línea, desilusión de los jóvenes con los partidos políticos y los líderes inaccesibles, corrupción intratable y el surgimiento de partidos de extrema derecha que han polarizado la política.
Existen patrones preocupantes, incluso en países que se desempeñan en niveles medios y altos de estándares democráticos. El progreso se ha estancado en los Índices del Estado Global de la Democracia (Índices GSoD) en los últimos cinco años. En muchos casos, las actuaciones democráticas no son mejores que las de 1990, agrega el reporte.
Los Índices GSoD muestran que los regímenes autoritarios han profundizado su represión, siendo 2021 el peor año registrado, denuncia dicho estudio.
Más de dos tercios de la población mundial vive ahora en democracias en retroceso o en regímenes híbridos y autoritarios. Aun así, hay signos de progreso. Las personas se están uniendo en formas innovadoras para renegociar los términos de los contratos sociales, presionando a sus gobiernos para que cumplan con las demandas del siglo XXI, desde la creación de guarderías comunitarias en Asia hasta las libertades reproductivas en América Latina. Las personas se están organizando con éxito fuera de las estructuras tradicionales de los partidos, especialmente los jóvenes, desde las protestas climáticas hasta los derechos indígenas. Las nuevas constituciones y leyes tienen como objetivo alzar las voces de los grupos marginados. En las calles de Irán, jóvenes manifestantes arriesgan sus vidas para luchar por las libertades básicas, valora el análisis.
La pandemia golpeó libertades civiles
El ejercicio de las libertades civiles en América Latina y el Caribe registró un marcado descenso en el período 2015-2020, exacerbado en buena medida, pero no exclusivamente, por la pandemia. Durante ese período ocho países (Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Venezuela) experimentaron declives del indicador de libertades civiles, el cual registró el mayor número de declives de toda la región. En cambio, dos países (Ecuador y República Dominicana) registraron avances de dicho indicador, consigna el informe.
Por su parte, Brasil y El Salvador registraron los declives más pronunciados del subatributo de libertades civiles, debido a que en esos dos países todos los indicadores que componen ese subatributo experimentaron descensos. Este declive es una de las principales causas del deterioro experimentado por la democracia en ambos países en los últimos cinco años.
Medidas desproporcionadas, innecesarias, ilegales o indefinidas bajo pandemia
El análisis hace recuento que entre el 1 de marzo de 2020 y el 30 de junio de 2021 un total de 15 países de la región adoptaron medidas para paliar los efectos de la pandemia que fueron catalogadas como “preocupantes” para la democracia y los derechos humanos según el Monitor Global del Impacto de la COVID-19 sobre la Democracia y los Derechos Humanos, pues se consideró que esas medidas violaban los derechos humanos o los parámetros democráticos por ser desproporcionadas, innecesarias, ilegales o indefinidas. Los indicadores que resultaron más afectados por dichas medidas son el de integridad de los medios de comunicación (un subatributo del control del gobierno) y los de integridad y seguridad personales, libertad de expresión y libertad de movimiento, tres aspectos del subatributo de libertades civiles.
Entre dichos aspectos, el de integridad y seguridad personales ha sido el más afectado por medidas preocupantes, a consecuencia de tres factores principales. El primero consiste en la sanción con penas de cárcel del incumplimiento de las restricciones impuestas para contener la pandemia, medida que se implementó en 18 países. El segundo factor es el uso de las fuerzas armadas para hacer cumplir las restricciones impuestas, que han tenido un rol protagónico en varios países de la región durante la pandemia, especialmente en materia de logística. En países como Colombia, El Salvador y México, entre otros, los militares también se han encargado directamente de mantener la seguridad y el orden público. El tercer factor es el uso excesivo de la fuerza policial. En efecto, durante la pandemia se registraron diversas modalidades de represión violenta de las manifestaciones que tuvieron lugar en Chile, Colombia, Costa Rica y Perú, entre otros países, menciona el estudio.
Además, refiere que durante la pandemia varios países de la región adoptaron medidas que afectaron la libertad de expresión. Dichas medidas se han enfocado principalmente en la criminalización de la difusión de información relacionada con la COVID-19. La promulgación de la Ley Especial de Ciberdelitos aprobada por el Congreso de Nicaragua en octubre de 2020, por ejemplo, otorgó al régimen autoritario la capacidad de decidir qué es información falsa y de perseguir a las voces disidentes en los medios de comunicación o las redes sociales. La detención y la sanción de periodistas y personal médico en Venezuela y en Cuba constituyen otros casos de criminalización del ejercicio de la libertad de expresión. Las acciones dirigidas a intimidar a investigadoras e investigadores de instituciones académicas o científicas de Venezuela y Nicaragua, amenazados de ser investigados o incluso despedidos, o la incautación del equipo de trabajo de periodistas en Cuba constituyen más ejemplos de medidas que afectan gravemente la libertad de expresión. En Argentina se reportó el inicio de una docena de procesos penales por “intimidación pública” contra personas que difundieron información relacionada con la pandemia. En Brasil, El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua un gran número de periodistas y organizaciones de medios de comunicación recibieron ataques verbales de los jefes de Estado por haber difundido información sobre la pandemia.
La libertad de movimiento también se vio afectada en todos los países de la región como resultado de las medidas que, de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se adoptaron para contener el avance de la pandemia. Al respecto, 12 países de la región adoptaron medidas de confinamiento, cuya implementación resultó particularmente preocupante en 5 de esos países: Argentina, Chile, Cuba, El Salvador y República Dominicana, resalta dicho análisis.
Especial PuroPeriodismo/El Estado Global de la Democracia 2022, IDEA Internacional