Cuando más lucidez se necesita…

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Edgar Fonseca, editor

Por capricho y arbitrariedad, deja a Cartago sin un nuevo hospital. Un daño de lesa humanidad…

Y en 4 años no pudo concluir 48 kilómetros de Barranca, Puntarenas, a Limonal, Abangares… Un monumento a la incompetencia.

De la interminable vía a Limón, deja una maraña.

Se burló de los sancarleños, a más no poder, con los 24,7 kilómetros pendientes del tramo Sifón, San Ramón, y La Abundancia, Ciudad Quesada.

Y ahora, con todo desparpajo, promete un tren eléctrico metropolitano en seis meses.

Deja, en fin, un país atascado en infraestructura vial, portuaria, aeroportuaria, con súbitos apagones de hasta 7 horas en las principales terminales aéreas.

Un país atascado en salud, educación; colapsado en seguridad.

Lo más grave no es toda esta suma de omisiones y atrasos que evidencian máxima ineficiencia en la gestión del cuatrienio con severos impactos en la competitividad, la atracción de inversión extranjera o el turismo, como lo confirman las cifras en caída libre.

Lo más grave es ese perverso empeño por dejar a un país polarizado, enfrentado, dividido, no entre contendores sino entre sumisos o enemigos a su intentona autoritaria, como bien lo resalta Juan Carlos Hidalgo, candidato presidencial PUSC.

La infraestructura es reparable.

El daño al alma nacional, al espíritu de convivencia, de sana y madura disputa o discrepancia política, requerirá, para revertirlo, de un esfuerzo titánico de líderes y mentes sabias, prudentes, sensatas.

El uso impune de recursos estatales para seguir, perseguir, presionar o amenazar a quienes se le opongan, sean magistrados, jueces, fiscales, diputados, autoridades electorales, empresarios o periodistas y medios independientes, no tiene precedentes en nuestra reciente historia.

Las “amenazas”, “presiones” y “represalias” que rondaron la votación legislativa de la inmunidad presidencial, como destaca La Nación, son solo eslabones de esa siniestra estrategia en marcha que debería tener una respuesta de lucidez cívica en las urnas el próximo 1.º de febrero.

No vaya a ser que nos demos cuenta, muy tarde, de un daño institucional irreparable.

¡Heredamos un país de libertades y derechos. No un establo autoritario!

No debemos caer en la trampa del embustero de Zapote.