Cristiana, clave en cumbre

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La costarricense Cristiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Cumbre del Clima que acaba de alcanzar un histórico acuerdo entre 195 naciones en París, dirigió las negociaciones “con una transparencia sin precedentes”, destaca un análisis del diario La Vanguardia de Barcelona.

En su compleja tarea negociadora para arribar al acuerdo, dice el diario, Figueres se rodeó de un equipo de 10 influyentes personalidades de todo el mundo.

La cumbre, agrega dicho medio, constituyó un fracaso para la actitud entorpecedora del acuerdo de la representación diplomática de Nicaragua que incluso fue abandonada por sus aliados del ALBA.

Añade La Vanguardia: “Tampoco hay que olvidar a la secretaria de la convención de cambio climático de la ONU, Christiana Figueres, que asumió el puesto seis meses después de que el fracaso de Copenhague pusiera seriamente en duda la capacidad de las Naciones Unidas como marco de entendimiento de los países en esta cuestión.

Para trasladar con fuerza el mensaje de que era “el momento” del acuerdo la costarricense se ha rodeado, en la sombra, de un equipo de 10 influyentes personalidades de todo el mundo, entre ellos el expresidente de México Felipe Calderón, o la ex secretaria de Estado española de cambio climático, Teresa Ribera, hoy parte de la delegación francesa y clave en las negociaciones con Latinoamérica.

Cuando llega la hora de la verdad y arranca la reunión de París, Francia, demuestra haber aprendido de manera sobresaliente de los errores de Copenhague, y dirige las negociaciones con una transparencia sin precedentes.

La primera semana deja hacer a los negociadores, y en el segmento de alto nivel, Fabius se inventa un órgano llamado Comité de París compuesto de 14 ministros para facilitar y liderar las negociaciones.

Los ministros no estaban nombrados al azar, sino escogidos con astucia entre los países que más resistencia ofrecían en algunos puntos, como Arabia Saudí, Venezuela, Bolivia o Brasil.

Con esta jugada maestra neutraliza a los principales agentes de discordia y hace pesar sobre sus hombros la responsabilidad de resolver los desencuentros”.

 

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