Edgar Fonseca, editor/ Foto portada Twitter Radio Pampa Liberia
A un año de la masacre y bajo una fuerte reprimenda desde el tribunal, Gerardo Ríos Mairena, fue sentenciado ayer a 216 años de prisión, por los cinco homicidios de universitarios perpetrados en el barrio La Victoria de Liberia, hecho que conmocionó al país por la crueldad de la acción.
El por tanto de la sentencia fue leído a las 8 a.m. desde la sala de debates del Tribunal Penal de Liberia.
El sentenciado reaccionó molesto con la actuación de la Fiscalía.
Ríos Mairena fue juzgado por las muertes de Ingrid Massiel Méndez Serrano de 24 años, Ariel Vargas Condega, 24, Dayana Martínez Romero, 24 años, Stephanie Hernández García, 22, y Joseph Briones Solís, 22.
Los hechos se suscitaron en una casa del referido barrio la madrugada del 19 de enero del año anterior.
Los jueces Guillermo Arce, Kathy Abarca Serrano y Andrea Rodríguez Ulate tuvieron a su cargo el debate.
En un extenso razonamiento del tribunal, el juez Guillermo Arce Arias censuró severamente al imputado por su proceder contra las víctimas.
“Pruebas presentadas por la Fiscalía fueron claves para demostrar culpabilidad de Ríos Mairena. Él continuará en prisión preventiva por 6 meses más, mientras sentencia de 216 años queda en firme”, destacó la Fiscalía tras la lectura del por tanto.
“Fiscalía de Liberia demuestra culpabilidad de acusado de cometer 5 homicidios, una tentativa y un abuso sexual contra estudiantes universitarios. Ríos Mairena fue sentenciado a 216 años, reducidos a 50, la pena máxima establecida en Costa Rica”, ratificó la Fiscalía.
Acto grotesco, despiadado
“Este es un acto grotesco, este es un acto despiadado, es un acto llevado a cabo con la intención de causar sufrimiento y dolor más allá de lo necesario”, dijo el juez Arce en la lectura ante la sala.
El juez Arce enfatizó el control, la disposición y la frialdad del sentenciado a la hora de cometer los hechos “lo llevan a que estemos en presencia de un homicidio, de unos actos homicidas que no puede este Tribunal dejar de apreciar el hecho, que cada uno de los hoy fallecidos tuvo que pasar por el duro momento de ver cómo iban acabando con la vida de sus seres queridos, de sus amigos, y de sus compañeros o de sus familiares”.