5 horas y media de presa entre Jacó, Orotina y la 27…¿ y la Policía de Tránsito?

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* Un récord mundial de la ineficiencia y el descontrol vial

Edgar Fonseca​, editor

Una nueva pesadilla vial vivieron la tarde y noche de este domingo miles de viajeros procedentes del Pacífico central y sur y del norte del país al armarse un monumental atasco entre Jacó, Orotina, y la ruta 27, que tardó hasta 5 horas y media y más en soltarse.

Lo que más llamó la atención fue que, a lo largo de la ruta, no se presentó ninguna emergencia o accidente que hubiese provocado aquel mayúsculo taponamiento.

Y mucho más llamó la atención que ningún oficial ni patrulla de la Policía de Tránsito estuviese presente a lo largo de esa congestionada vía, tomando en cuenta que se trataba del segundo fin de semana de la época tope del verano con decenas de miles de familias que salen a vacacionar.

El atasco se hizo más evidente a partir de las 5 p.m. desde Jacó donde, en el tramo hasta llegar a Punta Leona, — no más de seis kilómetros–, se tardaba hasta dos horas y media, todo un récord mundial de congestionamiento vial.

Los conductores, desesperados junto a sus ocupantes, intentaban averiguar con “Waze” otras rutas cercanas pero la eficiente plataforma digital no hace milagros.

Cualquiera que circule por allí está condenado a dos estrechos carriles saturados en que se avanza a cuentagotas como en el cuento de Cortázar. O a “jugársela” por trillos inseguros.

Desde Jacó el recorrido se volvió una pesadilla para miles de gentes que retornaban a sus hogares o a prepararse para sus obligaciones de inicio de semana.

Ni qué decir del calvario para asombrados e incrédulos turistas extranjeros.

O el costosísimo atraso al movimiento comercial y de mercaderías.

Pero, como es muy usual en nuestras carreteras, ninguna autoridad apareció para guiar, orientar o regular ante aquel desastre.

Los únicos que “informaban” de lo que acontecía eran los vendedores de frituras, papas, plátanos y botellas de agua, haciendo creer que existía una emergencia más adelante. Puro cuento chino…

¿Qué explicación dan las autoridades del MOPT, de la Policía de Tránsito?

Más que explicaciones, a la indignación y la impotencia que genera un experiencia, recurrente como esta, deberían adoptar permanentemente megaoperativos viales –al igual que los de seguridad– para garantizar fluidez en esa colapsada ruta 27, retrato tercermundista de nuestra infraestructura vial?

Tiene la palabra el director de Tránsito; tiene la palabra el ministro Méndez, que tanto ha prometido acabar con este desmadre, enemigo capital de la competitividad del país.

Y tienen la palabra los concesionarios de la ruta 27 que cobran, prestos, los jugosos peajes pero a quienes parece importarles poco la suerte de las decenas de miles de sus clientes-usuarios.