Devastación ambiental en margen del río San Juan fronterizo con Costa Rica/Dictadura empuja invasión de centenares de familias y negocia con tierras bajo reserva

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PuroPeriodismo/La Prensa, Managua, en el exilio

A la orilla sur de las cálidas aguas del río San Juan, “Ismael” —nombre ficticio para proteger su identidad— saca a pastar su ganado. Hace diez años cruzó la ribera del río para establecerse en Costa Rica, pero en los últimos tres años ha observado cómo la ribera norte, del lado nicaragüense, se ha ido poblando aceleradamente.

Ismael atribuye el crecimiento poblacional en ese sector a que las tierras son más baratas. Según explica, una manzana puede adquirirse entre 10 mil y 20 mil córdobas (entre 270 y 543 dólares al tipo de cambio actual), mientras que en territorio costarricense los precios pueden triplicarse.

También señala que “del otro lado del río” —en Nicaragua— “está llenito de gente, ahí no hay un campo vacío”, y que estas personas cuentan con paneles solares y obtienen agua de las montañas.

El objetivo del refugio es conservar hábitats y especies únicas o en peligro de extinción, promover la investigación científica, la educación ambiental y el desarrollo sostenible. Alberga una biodiversidad notable, con más de 800 especies registradas y ecosistemas clave que conectan el Caribe con el Pacífico.

Pese a ello, el área descrita por Ismael muestra cultivos de maíz, yuca, sandía y banano, además de actividades de ganadería no regulada.

A pocos kilómetros de la finca donde trabaja Ismael, “Joaquín”, un costarricense, comenta que ha notado un aumento de tránsito en el río por parte de personas que viven en la zona protegida. “Eso de ahí enfrente es una reserva, pero los nicas son muy trabajadores”, afirma.

Destrucción de la zona protegida

El ambientalista nicaragüense Amaru Ruiz advierte que, aunque Nicaragua tiene regulaciones específicas para proteger este refugio, estas no se actualizan ni se cumplen. En 2005 se elaboró un segundo Plan de Manejo de la Reserva del Río San Juan, que define zonas para conservación y turismo sostenible, sin permitir asentamientos humanos permanentes.

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“El Refugio servía como una zona de amortiguamiento previa a la Reserva Indio Maíz. Ahora observamos un deterioro sistemático que comenzó hace dos años, con el aumento de viviendas, extracción de recursos como minería, tráfico de fauna, madera y ganadería”, señaló Ruiz.

Según datos de Fundación del Río, hasta 2024 se registraron al menos 551 edificaciones entre el río Bartola y el delta del San Juan, que comprende el refugio. Actualmente se contabilizan 1,587 edificaciones en todo el refugio, incluyendo en el territorio Rama Kriol.

Destrucción acelerada

Jaime, un estudioso de estos territorios y quien habita en zonas cercanas al área protegida, pero en suelo costarricense, conoció la zona del refugio en 1979, cuando el FSLN llegó al poder tras la caída de Anastasio Somoza. En la última década ha presenciado una destrucción más acelerada del área.

“Antes se conservaba Indio Maíz y el que estaba más afectado era el lado costarricense. Hoy en día los dos lados están deteriorados, porque podemos observar que del lado tico hay casas a la orilla del río, lo que representa un impacto grande para las especies de animales”, dijo Jaime.

PuroPeriodismo/La Prensa, Managua, en el exilio

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