A partir del 7 de mayo se reunirán en Cónclave 53 cardenales europeos, 37 americanos, 23 asiáticos, 18 africanos y 4 oceánicos.
El más joven es el australiano Mikola Bychok, de 45 años, y el más anciano el español Carlos Osoro Sierra, de 79.
Por primera vez, 12 naciones con electores nativos están representadas en la Capilla Sixtina: Haití, Cabo Verde, Papúa Nueva Guinea, Suecia, Luxemburgo y Sudán del Sur
Los 135 cardenales electores que entrarán en el Cónclave para elegir al 267º Pontífice proceden de 71 países de los cinco continentes. Hay dos purpurados que no participarán, por lo tanto enrarán en el Cónclave 133. Están representadas 17 naciones de África, 15 de América, 17 de Asia, 18 de Europa y 4 de Oceanía.
Por primera vez, 12 Estados, de un lado al otro del planeta, cuentan con cardenales electores autóctonos: de Haití, el cardenal Chibly Langlois; de Cabo Verde, Arlindo Furtado Gomes; de la República Centroafricana, Dieudonné Nzapalainga; de Papúa Nueva Guinea, John Ribat; de Malasia, Sebastian Francis; de Suecia, Anders Arborelius; de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich; de Timor Oriental, Virgilio do Carmo da Silva; de Singapur, William Seng Chye Goh; de Paraguay, Adalberto Martínez Flores; de Sudán del Sur, Stephen Ameyu Martin Mulla y de Serbia, Ladislav Nemet.
En total, se reunirán en la Capilla Sixtina 53 cardenales europeos, 37 americanos , 23 asiáticos, 18 africanos y 4 oceánicos.
PuroPeriodismo/La Capital, Rosario, Argentina/Foto X Newell´s Old Boys
Newell’s necesitaba un resultado positivo propio y la complicidad de guiños ajenos para poder conseguir el anhelado pasaje a la próxima instancia del torneo Apertura. Sabía que sólo le servía un triunfo ante Racing en Avellaneda, y que debía recibir, además, buenas noticias desde La Paternal y Mendoza. Lo cierto es que, a pesar del enorme esfuerzo que le significó volver a ponerse de pie y situarse con chances de dar pelea dentro del torneo, la caída 1-0 ante la Academia, con gol en contra de Salcedo en la expiración del cotejo, le puso un impiadoso freno de mano a la ilusión y al envalentonamiento que traía.
El conjunto rojinegro sabía que estaba obligado a disputar esta jornada con su radar ampliado, con la oreja también atenta a otras sedes de disputa, que marcaron el pulso de una tarde repleta de emociones. Era consciente de que no le quedaba otra que ganar en Avellaneda, y esperar que pierda Estudiantes frente a Argentinos en La Paternal, y que Defensa y Justicia no se imponga en su visita a Mendoza a Independiente Rivadavia.
Pero no pudo cumplir con su parte. El equipo leproso sabía que su margen de maniobra era realmente muy estrecho, y que también dependía de otras combinaciones que debían darse en otros estadios. Confiaba en poder lograrlo, llegó hasta la última fecha de la fase de grupos con una gran ilusión sobre sus hombros, pero recibió un golpe, que no merecía y que lo deja afuera de los que competirán por ganar este torneo.
De nada le valió la grosera interferencia para intoxicar y descarrilar la elección del directorio de cierre de legislatura.
Se quedó con las manos vacías en otro mayúsculo fracaso político, uno de los tantos que acumula desde aquella infame “sigan jugando de chapitas” con que despegó, en minoría, sin partido, sin equipo, sin plan de gobierno, ni proyecto político, su turbulenta relación con la Asamblea Legislativa.
Desde entonces, la consigna clara y perversa: atacar, cuestionar y tratar de deslegitimar a cualquier costo un contrapeso institucional clave como también lo es el Poder Judicial. Como lo es la Fiscalía General. Como lo es la Contraloría General de la República.
Ataques arteros, rastreros y crecientes que apuntan por igual a magistrados, jueces, fiscales, a jerarcas y oficiales policiales. O al pleno del Tribunal Supremo de Elecciones, un sensible objetivo de campaña.
Son ataques, que, sin embargo, como bien lo evidencia la reciente elección legislativa, se tornan estériles.
Se vuelven ruidosos por el eco de las redes, de las legiones de troles, bot, y por la obsecuencia de medios alfombra, de los zalameros que se le arrodillan y le inciensan.
Ruidosos y ensordecedores como su llamado a colmar las calles en contra del Fiscal General, convertido en el más estrepitoso revés de convocatoria pública.
Se cansó de intentar quebrar la voluntad del legislativo en el cuatrienio.
Y creyó que amenazar con la silla vacía en el ministerio de la Presidencia, en la agonía del periodo, finalmente doblegaría voluntades.
Hasta se creyó el espejismo de una candidatura desde sus entrañas.
La respuesta del Poder Legislativo no pudo ser más contundente ante tanta tozudez y ausencia de sensatez y de sentido común en las relaciones políticas.
Edgar Fonseca, editor/Imagen Reporteros Sin Fronteras
La imagen de Costa Rica en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa se desplomó 28 puestos en los últimos tres años en medio del agudo enfrentamiento del gobierno con medios independientes, según el ranking anual 2025 de la organización Reporteros Sin Fronteras.
En la más reciente clasificación, el país aparece en el puesto 36 con un puntaje de 73,09, detalla el informe anual divulgado este viernes.
En 2022, al inicio de la presente administración, el país aparecía de octavo en dicho ranking con 85,92 puntos; en 2023 descendió al 23 con 80,2 puntos y el año anterior cayó al sitio 26 con 76,13 puntos.
El descenso se ha agudizado en medio de los constantes ataques del presidente Rodrigo Chaves a medios de comunicación independientes.
Trinidad y Tobago, Canadá, Jamaica y Surinam en el hemisferio americano y el Caribe a nuestro país, según el ranking.
Por primera vez en la historia del ránking, la situación de la libertad de prensa se vuelve “difícil” a escala mundial
Aunque las agresiones físicas contra los periodistas son el aspecto más visible de las vulneraciones a la libertad de prensa, las presiones económicas, más insidiosas, también representan un obstáculo de primer orden. El indicador económico de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa sigue cayendo en 2025 y alcanza un nivel crítico sin precedentes. Como consecuencia, y por primera vez en la historia del ránking, la situación de la libertad de prensa se vuelve “difícil” a escala mundial, destaca Reporteros Sin Fronteras.
Mientras la libertad de prensa sufre un retroceso alarmante en muchas regiones del mundo, un factor decisivo, a menudo subestimado, debilita profundamente a los medios de comunicación: su situación económica. Concentración de la propiedad, presiones de los anunciantes o de los accionistas, ausencia, restricción o asignación opaca de ayudas públicas… A la luz de la evolución de todos estos elementos, medidos por el indicador económico de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF), se impone una conclusión: los medios se encuentran actualmente atrapados entre la garantía de su independencia y su supervivencia financiera.
CLASIFICACIÓN RSF 2025 | AMÉRICAS: la crisis económica de los medios ahonda las fisuras democráticas
El periodismo en América se enfrenta a retos estructurales y económicos persistentes: concentración de los medios de comunicación, fragilidad de los servicios públicos de información y precariedad de las condiciones laborales. En los últimos años, el colapso de los modelos económicos tradicionales de los medios ha agravado la crisis. Mientras los ingresos publicitarios migran hacia las plataformas tecnológicas globales y los hábitos del público evolucionan, las redacciones menguan y la independencia editorial se debilita. En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025, 22 de los 28 países de la región registran descensos en su indicador económico.
Las consecuencias son graves. La presión financiera lleva a algunos medios de comunicación a ponerse al servicio de intereses políticos o comerciales, mientras que otros, por falta de recursos, se contentan con difundir comunicados oficiales. En entornos hostiles, la autocensura se convierte en un reflejo de supervivencia. A medida que el periodismo pierde su función de informar sobre temas de interés general, la propaganda y la desinformación llenan el vacío, poniendo en peligro la estabilidad democrática.
Estados Unidos: cierre de medios, desiertos informativos y desinformación
En Estados Unidos (57º), el segundo mandato de Donald Trump ha provocado un preocupante deterioro de la libertad de prensa. Su administración ha politizado las instituciones, reducido el apoyo a los medios independientes y marginado a los periodistas. La confianza en los medios se está derrumbando, los reporteros sufren una hostilidad creciente y muchos medios locales están desapareciendo, dejando tras de sí extensos “desiertos informativos”. Trump también puso fin a la financiación federal de la Agencia de Estados Unidos para los Medios de Comunicación Globales (USAGM), causando un grave impacto en el panorama mediático internacional.
Presiones crecientes en un contexto de deriva autoritaria
Los retrocesos más significativos en la región también se explican por los giros autoritarios. En Argentina (87º), el presidente Javier Milei ha estigmatizado a los periodistas, desmantelado los medios públicos y utilizado la publicidad estatal como arma política. El país se ha desplomado 47 posiciones en dos años. En Perú (130º), la libertad de prensa también ha decaído —53 puestos menos desde 2022— bajo el efecto del acoso judicial, las campañas de desinformación y las crecientes presiones sobre los medios independientes. El Salvador (135º) continúa su caída y acumula un descenso de 61 posiciones en la tabla desde 2020. Bajo la presidencia de Nayib Bukele, la libertad de prensa sufre el desgaste de la propaganda y los ataques sistemáticos contra los medios críticos.
Contraste de tendencias en los tres mayores países de América Latina
Brasil (63º) sigue mejorando después de dejar atrás la era Bolsonaro, y escala 47 puestos desde 2022. Este avance refleja la percepción de un clima menos hostil hacia los medios y el país destaca como uno de los pocos que ha mejorado su indicador económico. México (124º), el país más peligroso de la región para los periodistas, pierde tres posiciones, debido especialmente a la creciente fragilidad de su ecosistema mediático. El país registra la cuarta mayor caída del indicador económico en Latinoamérica. Por su parte, Colombia (115ª) mantiene una puntuación global estable. La política del gobierno hacia la prensa sigue siendo ambivalente, oscilando entre el apoyo a un panorama mediático plural (local, alternativo, comunitario) y el discurso frontal del presidente Gustavo Petro hacia los grandes medios, en un contexto de persistentes amenazas a la seguridad de los periodistas.
No hay lugar para el periodismo: Nicaragua, en el fondo de la tabla
En la parte más baja de la Clasificación, Nicaragua (172º) se convierte en el país con la peor puntuación de América Latina, incluso por detrás de Cuba (165º). El régimen Ortega-Murillo ha erradicado los medios independientes, ha retirado la nacionalidad a numerosos periodistas y ha empujado a centenares al exilio. Venezuela (160º) se mantiene como uno de los países con peores resultados de la región, entre la censura generalizada y las persecuciones judiciales. En Haití(111º), el colapso del Estado y la violencia de las bandas han convertido el periodismo en una profesión de alto riesgo.
“En este momento el aliado preferido de la administración Trump en Centroamérica no es Costa Rica, sino El Salvador. ¿Por qué? Porque se ha convertido en una especie de carcelero subsidiario de ciertos grupos o de ciertas personas”, afirmó el periodista y diplomático, Eduardo Ulibarri, exembajador de Costa Rica en la ONU (2010-2014).
Así lo sostuvo durante un conversatorio compartido, el martes 29 de abril, con el expresidente del Banco Central, Rodrigo Cubero y este editor — vía Zoom Facebook Live— sobre la recta final de la administración del presidente Rodrigo Chaves, las relaciones internacionales, diplomáticas y comerciales del país en medio de la guerra arancelaria desatada por la administración Trump.
En dicha conversación ambos analistas coincidieron en descartar que durante el año final de la administración Chaves Robles vayan a darse reformas estructurales en ámbitos como la salud, educación o el económico-fiscal.
El diálogo político entre gobierno y oposición está roto, advirtieron.
A las puertas de la que se prevé una tensa campaña electoral, apelaron a la sensatez del ciudadano costarricense durante el proceso y en las urnas el próximo primero de febrero.
Eduardo Ulibarri, periodista, diplomático, exembajador en ONU
“El aliado preferido de la administración Trump en Centroamérica no es Costa Rica, sino El Salvador. ¿Por qué?”
-“Desde un punto de vista político y es algo sobre lo que yo he venido reflexionando bastante en estas últimas semanas, y parto de lo siguiente: hasta el 20 de enero de este año o sea el día en que Trump toma posesión para su segundo periodo presidencial sucediendo a Joe Biden, Costa Rica había sido el aliado privilegiado de Estados Unidos en Centroamérica, por una serie de razones. Un país que en una región bastante convulsa tradicionalmente e inestable pues ha sido un bastión de estabilidad de democracia, con un estado de Derecho sólido, con una capacidad dentro de sus limitaciones para conciliar desarrollo económico con desarrollo social, un país que le ha apostado a las instituciones multilaterales, a las reglas como base del sistema internacional tanto en el ámbito político como en el ámbito comercial mediante toda una estructura institucional o lo que se llama una serie de regímenes internacionales que han garantizado cierta estabilidad internacional importante, un país que le ha apostado a la defensa de los derechos humanos, a la defensa de la paz, a la defensa de el ambiente o al desarrollo sostenible. Con una política exterior muy alineada con principios y con valores y con decisiones de la política exterior estadounidense. Costa Rica se ha definido como parte del mundo occidental. La retórica tercermundista del sur global y, todo lo demás, en Costa Rica no ha echado raíces.
Todo esto nos hace a nosotros como el interlocutor privilegiado y, además, un país que de todos los de Centroamérica, es el que más ha logrado beneficiarse del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos. Todo esto nos da una posición frente a Estados Unidos muy sólida y muy estable. Pero, ¿qué ha pasado últimamente? y si hacemos un cierto vistazo a iniciativas, actitudes, amenazas de la administración Trump, primero es una administración que tiene un gran desdén por el sistema internacional, por el multilateralismo y por las reglas como elementos dentro de los cuales conducir las relaciones entre los países sean relaciones comerciales, relaciones políticas e incluso en relación con los ímpetus imperiales de algunos países, en este caso Rusia, en relación con Ucrania. Un país que no solo o una administración, porque no es el país, una administración que no solo pone en cuestionamiento el impacto humano en deterioro ambiental sino que, más bien, asume una actitud hostil de cara al ambiente, renuncia a cualquier liderazgo ambiental y ve con malos ojos aquellos países, aquellas instituciones, incluso aquellas empresas que hacen una apuesta al ambiente o a otros valores más amplios como pueden ser la inclusión, la diversidad, y la igualdad. Un país, también, que dentro de sus propias fronteras comienza a desdeñar el Estado de derecho, el debido proceso y los derechos humanos y, además, un país que, de pronto, no tiene a la democracia como un valor fundamental para conducir relaciones internacionales y que, más bien, son relaciones de poder con una dimensión muy transaccional y, además, desdeña el multilateralismo y se basa en una actitud unilateral bastante agresiva a ratos.
Todo esto hace que los valores tradicionales de la política exterior de Costa Rica y aquellos elementos de la convivencia nacional, local, que han alimentado esos valores de nuestras relaciones internacionales ya no son importantes por lo menos en la misma medida que lo eran antes para Estados Unidos.
Entonces yo me temo que en este momento, digamos, el aliado preferido de la administración Trump en Centroamérica no es Costa Rica, sino El Salvador. ¿Por qué? Porque se ha convertido en una especie de carcelero subsidiario de ciertos grupos o de ciertas personas que expulsa Estados Unidos, y entonces nosotros estamos como país en el ámbito político, en el ámbito diplomático ante una coyuntura que también es muy delicada y que, por supuesto, se suma a la coyuntura de un impacto más inmediato que es la económica, la comercial y la de inversiones que es, como frente a un aliado tradicional que en cuestión de 100 días, que se están cumpliendo hoy, trastoca por completo los fundamentos de una política exterior con la cual nosotros teníamos enormes facilidades, nos ve y nos puede tratar, mientras a la vez internamente muchos de esos valores se debilitan porque se ha debilitado la política ambiental, la política de apoyo a la democracia también se ha debilitado severamente y una serie de ventajas desde el punto de vista del desarrollo social también se han visto erosionadas.
Ni rupturistas ni hostiles ante EE.UU.
Creo que esto a nosotros como sociedad nos pone retos que se añaden a los retos económicos y creo que hay que darle pensamiento. Yo realmente no tengo una respuesta de qué hacer pero digamos sí coincide en algún sentido con que así como nosotros debemos buscar y fortalecer los acuerdos, las dimensiones comerciales de nuestras relaciones con otros países, debemos fortalecer también nuestras relaciones políticas y creo que aquí un interlocutor fundamental para nosotros debe ser la Unión Europea porque, tal vez en este momento, es la potencia regional con la que nosotros tenemos más afinidades en todo sentido y eso hay que privilegiarlo. No con una actitud rupturista y menos hostil hacia Estados Unidos porque eso sería un suicidio y, además, no es lógico porque seguimos teniendo una gran cantidad de similitud de valores y de objetivos por lo menos con la sociedad estadounidense, no necesariamente con esta administración, pero bueno y tratar, además, de fortalecer otros nexos con países que son afines. Hubo elecciones en Canadá y se renovó el mandato del Partido Liberal y del primer ministro James Carney o países de Asia como puede ser Japón, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, o algunos países de América Latina importantes y donde hay un respeto básico al Estado de derecho, eso hay que desarrollarlo más y eso pasa entre otras cosas por un servicio diplomático mejor dotado, más activo y con un liderazgo más visionario”.