Una campaña en el barranco…

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A man casts his vote in San Jose, during the one-candidate presidential vote, on April 6, 2014. Voting got under way in Costa Rica on Sunday, where historian and former diplomat Luis Guillermo Solis faced no opposition in the country's presidential run-off election. His lone rival in the race, conservative contender Johnny Araya, dropped out last month after polls showed he would be soundly defeated, giving the centrist Solis an easy glide path toward victory in the election to lead this country of some five million people. AFP PHOTO / ESTEBAN DATO

Edgar Fonseca, editor

Sin ideas.

Sin propuestas.

Sin programas.

Sin equipos.

Esta campaña discurre, para algunos, por las turbias aguas del oportunismo en los tiempos inciertos por los que atraviesa el país.

Una campaña envenenada por el nefasto capítulo del “cementazo”, penoso legado de “transparencia” de la primera administración PAC; una campaña abonada por el lastre del desencanto y el descrédito irremediable de la clase política tradicional.

Impera, para algunos, la “ley de la selva”. Del más fuerte. Del matoncillo del pueblo ante el cual hay que arrodillarse.

Una campaña basada en el ataque soez.

En la agresión.

En la amenaza

En la intimidación.

O en el amedrentamiento.

Nunca había descendido tanto el nivel de la discusión política.

Nunca creímos asistir a episodios como los que hoy es testigo el país, cuando algunos, en su sed de poder, no paran mientes en sembrar de odio lo que debería ser nuestra mayor celebración cívica.

Hay quienes ven en estos afanes desvaríos autoritarios.

O un coletazo, a las puertas, del funesto oleaje populista que ha enfermado a la región.

Cargado de demagogia, de mentira, de estancamiento y de retroceso.

Y –nada más y nada menos– de definirse ante semejante amenaza, se trata la sagrada y silenciosa decisión que tienen los electores en sus manos el próximo cuatro de febrero.

¡Dios salve a esta bendita nación!

 

 

 

 

 

 

 

 

1 COMENTARIO

  1. Mentir con descaro, ofender sin reserva, insultar por placer, rebajar el lenguaje es lumpenizar la política y, por su medio, la democracia. El barranco al que nos empujaron algunos huele mal. Los costarricenes debemos ser sumamente rigurosos en la escogencia; tener claro que estaremos eligiendo un gobernante para que lidere la solución de los problemas, no un bochinchero para que los cree o los magnifique. Gracias Edgar por tu fuerte llamado de atención.

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