Bryan vive madre de las broncas al ser eliminado Santos de Libertadores

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Edgar Fonseca, editor

El estelar capitán nacional, Bryan Ruiz, vivió una jornada de bronca anoche en el estadio de Santos en Sao Paulo, Brasil, cuando el encuentro de vuelta por Libertadores ante el Independiente de Argentina, fue suspendido a 10 minutos de la final debido a una brutal gresca de los aficionados en las gradas.

Santos quedó eliminado de la histórica competencia sudamericana.

Bryan Ruiz ingresó al minuto 45 en sustitución de Bruno Enrique y se mantuvo hasta el momento en que las acciones fueron suspendidas por la violencia en los graderíos.

La prensa argentina atacó el hostil ambienten en el estadio de Santos y la brusca culminación de la serie entre ambos equipos, de la que Santos llegó prácticamente eliminado al ser sancionado con los tres puntos del juego de ida en Buenos Aires por alineación irregular del uruguayo Carlos Sánchez.

Pasó con escándalo, tituló el deportivo Olé de Buenos Aires.

En un contexto muy hostil por el 3-0 que le dio la Conmebol en la ida, Independiente se plantó tranquilo en el Pacaembú y fue mucho más que Santos. Los incidentes del final cerraron una serie manchada.

Se hace difícil y es difícil hablar de fútbol en un contexto de tanto desmadre, añade Olé. De una serie cuyos contrincantes supieron recién la mañana previa al segundo partido el resultado de la ida y Carlos Sánchez, el jugador suspendido que jugó el primer chico, fue habilitado para la revancha tres horas antes del comienzo de la revancha.

Cuesta intentar analizar el juego en medio de tanto escándalo,cerrado con esos incidentes que provocaron los hinchas de Santos en un Pacaembú en estado de ebullición. Doce minutos antes del final, una bomba de estruendo fue el preámbulo de un nuevo desquicio que mancha el fútbol sudamericano en general y la madre de sus torneos en particular con la Conmebol una vez más jaqueada por sus propias decisiones, agregó el sitio argentino

Fue gresca brutal en las gradas

Los ánimos estaban caldeados ya desde antes, cuando la Conmebol decidió darle la victoria por 3-0, en mesa, al cuadro argentino por mala inscripción del uruguayo Carlos Sánchez, destacó el sitio El Comercio de Lima.

Esto –agregó dicho medio– enervó los ánimos de los hinchas del club brasileño que llegaron en gran cantidad al Pacaembú. Alentaron durante gran parte de encuentro, pero a 10 minutos del final, cuando seguían 0-0 y viendo que remontar el 3-0 era imposible, empezaron los disturbios.

Un nutrido grupo de aficionados bajó hasta las vallas de seguridad que dividen la cancha de las tribunas e intentaron echarla abajo. Los policías reaccionaron y se armó una brutal gresca, todo transmitido en vivo por la señal de Fox Sports 2, añadió El Comercio.

Al final –consignó– el árbitro decidió suspender el partido y los jugadores de Santos e Independiente se marcharon a los vestuarios, bajo una fuerte custodia policial. Pero desde las tribunas seguían cayendo bombas molotov al campo de juego.

Solo eso le faltaba a la serie

Si algo le faltaba a la serie entre Independiente y Santos era una suspensión por incidentes. Y así fue. En San Pablo, la revancha del choque marcado por el fallo de la Conmebol en contra de los brasileños, no pudo concluir, a falta de diez minutos para el final. Empataban 0-0 cuando el árbitro chileno Alberto Bascuñán decidió terminar el encuentro debido a un intento de invasión de los hinchas locales, destacó el diario Clarín de Buenos Aires.

La bronca de los simpatizantes del Santos, que coparon el Pacaembú, comenzó desde temprano, cuando la Confederación Sudamericana de Fútbol decidió darle por perdido al conjunto brasileño el partido de ida por 3-0, debido a la mala inclusión del uruguayo Carlos Sánchez. El ex River debía una fecha desde 2015.

En la cancha –resumió Clarín– el Rojo salió decidido a meter un gol para cerrar la historia. En tanto, el Santos eligió pelear y pegar. De arranque, los locales abusaron del juego fuerte, pero no recibieron ninguna amonestación de parte del chileno Julio Bascuñán, que además obvió un penal de Lucas Verissimo a Maximiliano Meza.